No es solamente William Ospina chavista

Daniel Mera Villamizar
29 de abril de 2017 - 02:00 a. m.

La carta del escritor a Nicolás Maduro muestra la dura batalla intelectual que es necesario librar.

No tenemos un escándalo intelectual por la carta del afamado poeta, novelista y ensayista William Ospina al presidente venezolano Nicolás Maduro debido a que: i) en Colombia particularmente no hay mucha sensibilidad hacia el rol del intelectual en la sociedad y ii) la vida intelectual es dominada por una corriente de matriz marxista que no querría ver en desgracia a uno de sus ídolos.

El hecho en sí es escandaloso. Al tiempo que observamos por televisión la conmovedora resistencia en las calles de la mayoría del pueblo venezolano frente a la dictadura que le quitó la democracia, el tal vez más prominente intelectual colombiano dice que "Hugo Chávez es el hombre más grande y el político más visionario que ha tenido América Latina en las últimas décadas", el mismo responsable de la pesadilla venezolana, a la que llama "la primera transformación revolucionaria pacífica y democrática con éxito en el mundo".

Ya sabemos que las Farc están de acuerdo con el ditirambo. Por ejemplo, uno de sus voceros de paz ante el Congreso trinó: "Formidable. La comparto plenamente". Y sabemos que, en general, los chavistas desembozados en nuestro país considerarán que Maduro sería magnánimo si acepta las sugerencias de la carta de William Ospina, que lo llama a la "grandeza histórica": i) convocar a las elecciones regionales aplazadas, ii) fijar la fecha de las elecciones presidenciales, iii) conceder una amnistía presidencial a los prisioneros por causas políticas y iv) revocar la inhabilitación de líderes de la oposición.

No advierten que son reclamos de la oposición venezolana, y que cuando a un gobernante hay que pedirle semejantes decisiones es un dictador. Pero el reto mayor no son los chavistas más o menos recatados o estratégicos, a quienes en el debate electoral se les puede desenmascarar como un riesgo para la democracia colombiana, sino la matriz y las ramificaciones de pensamiento comunes a los inclinados al "socialismo del siglo XXI" y a corrientes no chavistas. La matriz revolucionaria y antiliberal, arraigada y reproducida en muchas instituciones, con diferentes grados de sofisticación. Esa matriz de la que sale la cultura política que sostiene la reputación de Ospina, diga lo que diga.

Le escribe Ospina a Maduro: "En 18 años, la revolución bolivariana tiene más logros que mostrar en favor de la gente humilde de Venezuela que cien años de gobiernos liberales". Todo estaría justificado, especialmente si la escasez y la inflación no agobiaran a los pobres. Para los chavistas y sus aprendices, la democracia está al servicio de la revolución o la justicia social, y para ellos ganar las elecciones les permite lo que necesiten, como acabar la independencia de poderes. Petro nos dio a probar un poco de chavismo con sus decisiones por encima de la ley y su estatismo, y el presidente Santos y las Farc ya nos mostraron de lo que son capaces con unas mayorías en el Congreso: ¡hasta suplantar la voluntad popular!

No siempre fue así: que las élites políticas e intelectuales estuvieran tan lejanas de la mayoría del pueblo en sus ideas y valores. Hubo un momento en el que la política abdicó de su responsabilidad intelectual y la ideología empezó a ser un comodín. Si vamos a tener unas elecciones cruciales en 2018, una de las consecuencias debería ser que las ideas vuelvan a importar.

@DanielMeraV

 

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