No es tan sencillo

Antieditorial
21 de julio de 2019 - 10:08 p. m.

En respuesta al editorial del 19 de julio de 2019, titulado “Es hora de regular Rappi, Uber y similares”.

Por Qristiam J. Guevara Gutiérrez

Dejar atrás los viejos paradigmas para afrontar la nueva realidad social, política y tecnológica de nuestro país es un proceso que, al igual que un parto en donde se obtiene vida nueva, surge de mucho dolor. La realidad colombiana no es diferente. Los dinosaurios que en la actualidad controlan la política tienen en sus cabezas el viejo modelo de trabajo que era aplicable únicamente a las épocas premodernas, como la era industrial.

Salud, pensión, salario mínimo y estable son paradigmas de la era premoderna que en la actualidad están siendo abolidos por un nuevo modelo en donde cada usuario produce lo que quiere, cuando quiere, sin tener que cumplir con dos aspectos fundamentales de la contratación: subordinación y horario.

En las plataformas digitales no existe la subordinación, por lo tanto, el usuario no tiene un jefe inmediato que le ordene lo que tiene que hacer o cómo hacerlo. No hay que cumplir horario, por lo tanto, el usuario del sistema decide por cuenta propia cuándo y cómo va a desarrollar su actividad laboral. Lo que crea un tipo de “actividad” que no es equiparable al trabajo formal de la actualidad.

Esto crea enormes vacíos legales que pretenden ser regulados, pero no con la mentalidad de empresarios digitales que surgen en la actualidad, sino con la mentalidad de dinosaurios de la era industrial pretendiendo que plataformas como Rappi paguen salud y pensión a sus abonados, cuando en realidad, dado el hecho de ser estos usuarios sus propios jefes, en algunas ocasiones solamente utilizan la plataforma para generar ingresos extra, que no llegan a ser equiparables con el costo de salud y pensión.

La lógica de la remuneración en base al trabajo implica que el empleado genera al menos tres veces a la empresa la cantidad que es percibida como salario. Pretender que Rappi u otras empresas tecnológicas asuman estos pagos de salud y pensión implica que sus usuarios generen al menos el triple en ganancias a la empresa frente a los $180.000 que aproximadamente cuestan los gastos de salud y pensión en nuestro país, de lo contrario, esto se convertiría en un gasto para la empresa que podría llevar a la quiebra a una de las pocas empresas que genera más de 3.000 puestos de trabajo en nuestro país.

La lógica de los políticos pareciera ser que es mejor acabar con la plataforma y llevar al sus rappitenderos a tener que buscar sus ingresos con el tradicional rebusque, que es peor remunerado que lo que están recibiendo y que tampoco paga salud ni pensión. ¿Debemos ponerle palos a la rueda de Rappi para que todas esas familias queden en el tradicional rebusque? O ¿debemos verlos como una empresa innovadora que requiere apoyo para mantener a muchas familias recibiendo el dinero que, sea mucho o sea poco, perciben a través de esta app? Hago esta pregunta cuando la consigna parece ser: acabemos las plataformas digitales y reemplacémoslas con NADA.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar