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No es tarde para mejorar la reforma tributaria

Juan Pablo Córdoba Garcés
07 de diciembre de 2014 - 02:00 a. m.

Resulta lamentable que en uno de los mejores momentos de la economía colombiana la discusión de la política tributaria en nuestro país sea tan pobre. Y más aún, que el Gobierno no quiera dejar hacer el debate y pretenda pasar la reforma a empellones en el Congreso.

El Gobierno está actuando con el afán de tapar huecos financieros y no está pensando ni en el país ni en la sostenibilidad del empleo y la inversión.

No resulta sensato que un presidente que quiere insertar a Colombia en el mundo, que quiere que Colombia haga parte de la OECD, que quiere un país moderno y competitivo, haga un planteamiento tan pobre en uno de los frentes más importantes de la política económica. ¿Dónde está el presidente Santos que ha sido motor de la Alianza del Pacífico y de la internacionalización de la economía? El discurso económico del presidente no es coherente con la reforma que su gobierno presentó al Congreso y tanto él como su ministro de Hacienda lo saben.

Decir que el país ya se acostumbró al impuesto al patrimonio y al cuatro por mil es inaceptable. Es condenarlo a tener un régimen tributario malo y aceptar que nunca será un país serio. Que se valide que un impuesto extraordinario, que tuvo su razón de ser en circunstancias excepcionales, pueda ser una fuente permanente de financiación del Estado, es un grave error.
La buena política tributaria debe procurar recaudar los recursos que el Estado necesita de manera sostenible y en la forma menos distorsionante posible. Un sistema tributario debe ser sencillo para que los ciudadanos lo entiendan y puedan cumplir con sus obligaciones fiscales sin mayor dificultad; debe incorporar los principios de equidad tanto horizontal como vertical y debe procurar minimizar los efectos negativos sobre la eficiencia económica.

El sector privado sí ha hecho propuestas para mejorar la reforma tributaria.

La reforma debe eliminar el impuesto al patrimonio en las empresas. Esta es la principal fuente de distorsión del sistema y genera tasas efectivas de tributación en empresas formales que minan la competitividad y grandes asimetrías entre sectores y empresas con diferentes estructuras de capital, pero con rentas similares. Como se requiere movilizar más recursos hacia el Estado, el sector privado ha aceptado más tarifa del CREE mediante una sobretasa temporal de 8 puntos, dando tiempo a que la DIAN avance en combatir la evasión.

Los elementos están ahí. De hecho ya en primer debate en el Congreso se planteó esta combinación de más CREE sin impuesto al patrimonio, pero a partir de 2018. Lo lógico es que si ya sabemos que esa es una mejor fórmula que la propuesta por el Gobierno, la apliquemos desde 2015. Esta solución manda un mensaje claro a la inversión de que en Colombia se cobran los impuestos sobre las ganancias y no sobre el patrimonio de las empresas o el valor invertido. Esto da vía libre a los inversionistas a hacer sus apuestas sobre sus planes de negocios y no en buscar estructuras de capital que les permitan bajar su carga impositiva en el país.

Con esto no termina la discusión, pero por lo menos arranca en buena dirección. Aceptar que Colombia necesita una tarifa combinada de impuesto de renta y CREE de 43% no es fácil e igual nos deja mal parados frente a Chile (27%) y Perú (36%). Pero es mucho mejor que lo que hay sobre la mesa.

Hacia adelante es indispensable revisar el nivel y la eficiencia del gasto público para que la ecuación fiscal sea sostenible; y que nos pongamos serios con ampliar la base tributaria, porque unas pocas empresas e individuos no pueden soportar todo el costo del Estado. También se deben revisar propuestas para eliminar los desincentivos a la inversión en bienes de capital y hacer más eficiente el recaudo, ampliar la base del IVA y ajustar sus tarifas cuidando la canasta básica de los más pobres. Pero empecemos por lo fundamental que es eliminar el impuesto al patrimonio y sincerar el impuesto de renta. Iniciar en esta senda es lo responsable con el país.

 

 

Juan Pablo Córdoba Garcés*
*Presidente de la Bolsa de Valores de Colombia.
 

 

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