No hay derecho

Mario Morales
27 de agosto de 2008 - 02:02 a. m.

DEBE SER EL ADN. O EXCESIVOS EScrúpulos. Por eso no avanzamos, por tanto melindre y reparo. Bien mirada, la reforma judicial es la pócima para la estabilidad institucional que este país necesita.

Hacen falta legislaciones más dinámicas acordes con esta realidad veleidosa. Uno no entiende, por ejemplo, por qué el Ejecutivo no tiene funciones de policía judicial, fiscalización y juzgamiento, sobre todo si las pruebas son irrelevantes y no tienen fundamento.

¡La platica, y el debate, que nos ahorraríamos! O, cómo aún no está penalizada esa obsecuente conducta de los investigadores de emborracharse con testigos, en público y con aguardiente, para más sospechas. O por qué razón no está tipificado el tráfico de testigos, que hoy tienen mánagers, expertos en imagen y en efectos especiales.

Les falta armar sindicato y huelga como en Hollywood. Es hora de establecer que preclusiones,  renuncia a jueces naturales y absoluciones son de diferente sangre y familia que la impunidad. ¡Los apellidos cuentan en esta época sin nombre! Hay que institucionalizar experiencias exitosas, como la del Minjusticia al llamar a la Fiscalía, abogar por la inocencia de su hermano y solicitar oportunidad de demostrar su inocencia, sin que nadie la confundiera con favorecimiento. O las de ciertos asesores del “Palacio de Nari”, expertos en pluralismo y servicio al recibir visitas sin distingo personal o legal. Hay que hacer una “vaca” para que contraten seguridad privada y no les metan, al escondido, equipos de grabación.

Hay que rescatar la doctrina de que esas reuniones con personas al margen de la ley, o sus representantes, no son ilegales porque no fueron clandestinas. Lo mismo que pueden decir quienes tienen más de un hogar. Basta que se graben y lo oficialicen. La reforma permitirá que no estén en la mira quienes hagan pactos con ilegales, porque no constituyen un delito en sí mismo.

La prueba es que no tumbaron ningún gobierno, si acaso a sus financiadores. En fin, puede reglamentar los verbos “asumir”,  “retrover”, “atornillarse” y nunca renunciar, mientras no estén en la cárcel. ¿Lo ven?,  no hay derecho; por lo menos no hay un derecho que nos haga olvidar de tanto remilgo. Dejemos salir al héroe que todos llevamos dentro y pensemos, como dicen los motivadores, que toda dificultad esconde una gran oportunidad. Hay que cambiar la justicia, como dijo alguien, antes que ella nos cambie.

www.mariomorales.info

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