No más flojera ni indiferencia en la educación

Daniel Mera Villamizar
17 de marzo de 2018 - 02:00 a. m.

Tres ideas para un cambio cultural  en la sociedad desde la gratuidad y la alimentación escolar.

Parece que no nos hemos percatado bien del giro ideológico y cultural que necesita nuestro país en distintos ámbitos.

Esta semana se realizó el muy productivo taller del Ministerio de Educación y el Banco Interamericano de Desarrollo, BID,  “¿Cómo garantizar una Educación Preescolar, Básica y Media de Calidad durante los próximos años? Sistema de financiamiento y modelo de gestión de la educación”,  y la pregunta que me hacía era:  ¿cuál es el sustrato cultural que permitirá las soluciones para estos problemas?

Hay acuerdo técnico sobre reformas necesarias cuya aprobación e implementación se consideran poco viables por el clima político y social del sector. Lo que casi no se discute es cómo este clima podría ser cambiado por algunas reformas que no están siendo consideradas, justamente por la falta del giro ideológico.

En realidad, la educación está reflejando la indefinición del proyecto de sociedad.  Si este le imprimiera carácter a la educación, muchos comportamientos en las instituciones y comunidades educativas cambiarían, pero para eso se necesita un proyecto de sociedad definido, con carácter.

Hoy somos una sociedad con un Estado que prohíbe en vez de estimular la contribución de los padres de familia a las instituciones educativas públicas, que se deterioran ante sus ojos.  

Hoy somos  una sociedad en la que cada vez más hay padres de familia que quieren que el gobierno les pague por matricular sus hijos en el colegio.

Hoy somos una sociedad en la que los padres de familia toleran que los políticos se roben los recursos de la comida de sus hijos.

Hoy somos una sociedad en la que la educación aburre a los niños, no les  fomenta el espíritu de superación ni la creatividad, sino que les admite la flojera y gradúa a decenas de miles siendo analfabetas funcionales.

Hoy la forma más reveladora de saber que tenemos un proyecto de sociedad mediocre es observar agudamente lo que pasa en la educación.  Hay que crear otro clima de principios, valores e ideales en la educación desde las políticas de la nación.

El giro que comparto se reflejaría así: i) introducir en la gratuidad el principio de “si usted puede colaborar con la institución educativa de sus hijos, colabore”. Por cada peso que pongan voluntariamente los padres de familia, el Estado aportará adicional a lo previsto para fomentar la corresponsabilidad.

ii) el Programa de Alimentación Escolar transferiría los recursos por estudiante a la institución educativa, no a las entidades territoriales,  y sería la comunidad de padres y madres de familia la garante participativa del nuevo diseño bajo un propósito de sociedad de Alimentación Saludable.  Ver mi columna Alimentación escolar: ¿robaríanmás los rectores y las madres de familia?

iii) 100.000 niños accionistas y emprendedores. Adoptar el propósito de sociedad a 5 años de promover  e identificar en quinto de primaria a aquellos niños a quienes darles una acción de una gran empresa puede afianzar su espíritu soñador y mente creativa  usando un lineamiento curricular transversal en la secundaria.  

Una sociedad que convierta a 100 mil niños en accionistas y los cultive probablemente llegue a una mejor versión del capitalismo y a un nivel de equidad social que no conocemos.  Es urgente. El largo plazo ya está aquí y nos carcome la flojera.

@DanielMeraV

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