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No sabemos cerrar los partidos

Iván Mejía Álvarez
13 de febrero de 2008 - 06:38 p. m.

La selección de Colombia ganaba 2-0 y en diez minutos fatales dilapidó el resultado y terminó igualando 2-2 contra Uruguay en un partido que dejó cosas buenas y muchas situaciones preocupantes para el cuerpo técnico.

La selección  de Colombia ganaba 2-0 y en diez minutos  fatales dilapidó el resultado y terminó igualando 2-2 contra Uruguay en un partido que dejó cosas buenas y muchas situaciones preocupantes para el cuerpo técnico.

Como todos los partidos de preparación, es más importante el trámite y el funcionamiento que el resultado, pero no cabe duda de que prepararse ganando es  mejor que prepararse perdiendo, aunque algunos técnicos prefieran la limpieza  del juego al resultado.

Muchas veces los triunfos enmascaran las verdades del  funcionamiento colectivo y disimulan los errores individuales.

Una cancha en pésimo estado en la que se hacía muy difícil jugar la pelota a ras de tierra y tener control del juego. Y un adversario que trajo sus figuras del momento  pero que salvo el ímpetu, la tradicional garra, no mostró mucha jerarquía colectiva.

La primera y gran lección es que esta selección no sabe cerrar los partidos. Ya había sucedido en Lima cuando una victoria en amistoso con los peruanos terminó siendo empate. Y ahora se ganaba 2-0 y se dejaron  empatar.

Se tiene que aprender a cerrar la persiana, a cortar el partido, no se pueden cometer ligerezas tontas. Y acá hay varias de ellas: Ganando, los jugadores colombianos  caían al piso y se levantaban como un resorte cuando era el momento de aletargar el partido.

En las dos jugadas de gol uruguayas hay errores tremendos. Camilo Zúñiga releva a Rubén Darío Bustos y entra completamente dormido, permitiendo levantar la pelota al medio del área. Wálter Moreno estaba lejos y fuera de acción y deja que bajen el balón en el área. Y en el segundo es imperdonable, absolutamente imperdonable, que el marcador Steven Vélez  estuviera jugando un balón con carácter ofensivo en la raya del fondo del campo uruguayo, a cien metros de su portería, cuando se ganaba y la misión, faltando tres minutos, era defender.

Nadie hizo relevos, nadie llegó a la cobertura y los uruguayos aprovecharon el  boquete para llegar al empate por la zona derecha. Un grosero error que confirma además el mal momento de Vélez.

En la punta izquierda hay un problema grave pues ni Steven ni Javier Arizala han sido capaces de ganarse la confianza.

Claro, las cosas positivas estuvieron por encima de los problemas y el técnico puede quedar tranquilo en muchas situaciones.

Cristian Zapata en la defensa confirmó los motivos por los cuales es titular en el Udinese de Italia. Buen jugador, apto por su juventud y por su nivel europeo para ser titular. No se actúa de titular en un equipo del fútbol campeón mundial si no se tienen condiciones y un buen acondicionamiento  táctico.

Giovanni Hernández hizo cosas interesantes, se movió bien cuando entendió que el partido debía pasar por sus pies y no se estacionó arriba.

Tal vez en un partido de carácter oficial no lo hubieran sacado, pero el  técnico fue inteligente y esta vez decidió darle fútbol a todos los que convocó.

Sorpresa grata la de  Edixon Perea, quien pese a su ausencia de la titular demostró que tiene nivel y mucha potencia ofensiva.

No  fue bueno y con poco fútbol el partido de Wason Rentería, quien lució aparatoso.

Lástima que todavía no se haya podido conseguir un líder que hable en el campo y que ordene, un líder que conozca cómo se cierra un partido.

Lástima el resultado, pero peor hubiera sido perder. Lo cierto es que cuando se gana 2-0 hay que aprender a bajar la persiana.

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