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Diplomacia para la paz

Beatriz Miranda
03 de abril de 2016 - 02:35 a. m.

Para el continente, el anuncio del inicio de diálogos de paz con el Ejército de Liberación Nacional (Eln) debería ser una señal de que Colombia camina hacia una paz verdadera y sostenible, con todos los desafíos.

Se estima que las negociaciones podrán tardarse aproximadamente dos años y que los dos grandes obstáculos serán la disputa territorial y la entrega de los secuestrados.
 
Las conversaciones se desarrollarán en distintos países, entre esos Brasil, Chile, Cuba, Ecuador y Venezuela, con el objetivo de que el respaldo internacional sea mayor. En los últimos años, Brasil ha apoyado a Colombia en acciones humanitarias –liberación de secuestrados–, a partir de una diplomacia discreta y solidaria.
 
Brasil y Colombia están unidos por grandes fronteras amazónicas de alto nivel estratégico, a pesar de las precariedades en su red de comunicación. La Amazonia no está libre de amenazas. El narcotráfico y el contrabando encuentran terreno fértil gracias a inmensos espacios despoblados y hace algunos años, debido a la ausencia de un sistema de vigilancia eficaz y proyectos sociales del Estado.
 
El impacto negativo de esta frontera en el conflicto interno colombiano y en la seguridad nacional brasileña es considerable: el 40 % de los sicotrópicos que entran en Colombia ingresan vía río Amazonas. Igualmente, un gran volumen de drogas entra a Brasil.
 
El 15 de marzo de 2016 fue establecido el Grupo de Amigos de Brasil para la paz en Colombia. El objetivo es acompañar y apoyar las negociaciones. El país ha ejercido una diplomacia respaldada por instrumentos de la diplomacia peace building,    resolución pacífica de conflictos armados o violentos en el ámbito regional e internacional.
 
Brasil participa en misiones de paz desde 1956 en Suez. Ha apoyado más de 30. Actualmente la mayor presencia brasileña está en Haití, como parte de la misión de estabilización (Minustah). Importante también resaltar su aporte para la consolidación de la paz en otros países, bilateralmente o por intermedio de Naciones Unidas, en especial de su Comisión de Construcción de la Paz. Un buen ejemplo es su presencia en Guinea Bissau, desde el inicio de 2008.
 
El hecho de que Brasil haya sido incluido en el grupo de países que apoyarán los diálogos de paz con el Eln es un reconocimiento tácito de la capacidad de mediación de la diplomacia brasileña. También podría ser el camino para una mayor cooperación entre ambos países en una Colombia en posconflicto.

 

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