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Nueva cosecha

Iván Mejía Álvarez
17 de enero de 2009 - 04:37 a. m.

Las selecciones juveniles son como las cosechas, las añadas, de los vinos.

El enólogo hace su trabajo, siembra, recolecta, vendimia, procesa, mezcla, ajusta y al final encontrará la calidad del caldo que lanzará a la venta. La cosecha anual depende de muchísimos factores, enseñan los expertos en vino, de la intensidad del verano y del invierno, de los vientos, del grado de acidez del terreno y por lo tanto nunca dos vinos producidos en el mismo sitio en años diferentes son similares.

Así son las selecciones juveniles, un experimento, un tiro al aire, una aventura. El técnico busca y selecciona su material humano, trabaja y ensambla un equipo que en el torneo debería dar resultados dependiendo de muchos factores, pero que algunas veces fracasa rotundamente y no deja nada para el recuerdo.

Las últimas cosechas colombianas han sido completamente diferentes. El mismo conductor, Eduardo Lara, presentó una gran generación en el Eje Cafetero, un equipo maravilloso, que jugó muy bien a la pelota, que dejó una gran cantidad de jugadores, muchos de los cuales están hoy en la selección de mayores. Algunos dicen que ese equipo salió campeón porque se jugó en Colombia. No, esa selección era realmente buena y en cualquier parte hubiera peleado el título. En cambio, el equipo que jugó en Paraguay, dos años más tarde, fue un fiasco, absoluto y total, y eso que tenía jugadores con una maravillosa carta de presentación que llegaban en gran momento pero que defraudaron. Los egos, la indisciplina, el “agrande”, de algunos de ellos, cercenaron la ilusión y el fracaso fue rotundo.

El miércoles se inicia una nueva aventura que tiene en el camino inicial a Perú, Ecuador, Argentina y Venezuela. Hélmer Silva será el conductor, con la asesoría de Lara, y la nómina sobre el papel parece muy interesante con jugadores probados en las lides profesionales gracias a la normativa del Sub 19 que algunos obtusos están intentando cambiar.

Esta es la cosecha de 2009, la que tiene que marcar el legado dentro de algunos años, la que está llamada a reemplazar a la del Eje Cafetero. Si esta selección no funciona, el relevo se vería completamente paralizado y las consecuencias se sentirán más adelante. Dos fracasos consecutivos marcan una tendencia muy negativa de cara al futuro.

Como en los vinos, la aventura empieza, saber si fue o no una buena añada es sólo cuestión de tiempo y de catar y catar el producto final.

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