Nueva realidad política

Luis I. Sandoval M.
19 de junio de 2018 - 02:00 a. m.

Colombia comienza a vivir, como resultante de la campaña que acaba de terminar, una nueva realidad política. De manera sorprendente las fuerzas del statu quo, todas en su integridad, se colocaron en una orilla y las fuerzas del cambio, también casi todas en su enorme diversidad, se colocaron en la orilla opuesta.

País político y país nacional quedaron en campos bien definidos como nunca antes lo habían estado.

La realidad del conservadurismo es nueva por el rostro joven y fresco de Iván Duque, pero no lo es tanto en cuanto concentra toda la vieja política con sus figuras más emblemáticas en una amalgama de anacronismos, fundamentalismos y corrupción que nadie hubiera siquiera sospechado.

La realidad del progresismo humanista es nueva porque logra, en medio de la más abigarrada pluralidad, un entendimiento sobre asuntos fundamentales: la paz, la transparencia, la equidad, la democracia, el cuidado de la naturaleza, y ello alrededor de un liderazgo descollante como es el de Gustavo Petro.

La correlación conservadurismo-progresismo es también nueva porque no estaba en los cálculos de nadie que la segunda, en medio de las complejidades del pos-Acuerdo de Paz, pudiera levantar cabeza con altivez y convertirse en un competidor de peligro al momento de definir el cambio de gobierno.   

Colombia entra en un juego de gobierno-oposición en que no es la extrema derecha la que hace oposición al centro derecha, sino que un gobierno claramente de derecha con maquillaje de innovación va a tener la oposición de un amplio movimiento democrático en ascenso con voluntad de llegar lejos.

Ya no se trata de una alternativa marginal, sino de un dinámico movimiento que logra casi doblar su votación de primera a segunda vuelta, alcanzando un volumen de ocho millones de votos que, no obstante la diferencia de 12 puntos con la derecha, siente que puede seguir ganando terreno en los momentos siguientes del accionar político: la consulta anticorrupción ya agendada para el 26 de agosto, las elecciones territoriales de octubre de 2019 y el relevo explícitamente mencionado de 2022.   

Gustavo Petro será senador de la República y Ángela María Robledo será representante a la Cámara en virtud de lo dispuesto en la más reciente reforma política por ser los segundos en la votación presidencial, pero no para entrar en el juego de las pequeñas componendas en el desgastado espacio parlamentario, sino para estimular desde allí la constitución y articulación del sujeto político plural que requiere el proyecto de transformación.

Iván Duque en su alocución en que proclamó el triunfo, previamente reconocido por Petro, anunció todo tipo de ajustes y un combate frontal a la corrupción. Ante ello Petro se pregunta: ¿podrá hacerlo rodeado como está de los usufructuarios más connotados de inveteradas prácticas vitandas? ¿Podrá separarse de quienes le ayudaron a ser elegido, entre ellos su mentor principal “el presidente eterno”? 

Una nueva realidad se instala en el paisaje político colombiano que ya no es la polarización agobiante de antaño, sino la competencia propia de un régimen de pluralidad política donde unos quieren detener los cambios y otros acelerarlos, más allá de artificios y apariencias.

Se necesita acuerdo sobre lo fundamental para que el país sea viable y reglas de juego democrático claras y confiables para tramitar el saludable conflicto permanente.

El discurso gallardamente republicano de Gustavo Petro en la noche del domingo 17 de junio interpretó bien el momento, el estado de ánimo de sus votantes y trazó las directrices básicas para continuar avanzando: se trabajará en darle el desarrollo y la consistencia necesarios a la coalición de fuerzas alternativas para un accionar, no solo ni primordialmente parlamentario, sino que se visualiza la perspectiva de una democracia de movilización afincada en la acción colectiva y el poder local como estrategia de acumulación.

Nueva realidad que se afianza cuando exclama como lo hizo ante miles en las plazas regionales durante la campaña: “Soy Gustavo Petro y quiero ser su dirigente”.

lucho_sando@yahoo.es

 

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