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Obama, autos, crisis y ambiente

Juan Pablo Ruiz Soto
26 de noviembre de 2008 - 01:39 a. m.

HABLAR DE CRISIS O BONANZA ECOnómica tiene un contenido muy distinto según el contexto y país al que nos estemos refiriendo.

La crisis en EE.UU. puede significar una caída en la capacidad de consumo de la población de un 20 o 30%. Esto significa que un norteamericano promedio pasará de consumir US$36.000 anuales, a US$29.000 o US$25.000 por año. Para un colombiano una crisis de la misma magnitud significa pasar de US$3.100  a US$2.500 o US$2.100 al año; nuestro ingreso per cápita es una décima parte del ingreso en Estados Unidos. Para ellos la crisis es ser menos ricos. Lo que para ellos significa consumir menos, para nosotros significa que una parte importante de nuestra población pase a mal nutrirse, acentuando sus condiciones de extrema pobreza. Como diría un buen amigo, me encantaría vivir con los niveles de opulencia con que viven los países ricos cuando están en crisis.

El valor del producto interno bruto en EE.UU., en 2007, fue 85 veces superior al nuestro, y cinco veces superior al de China. Estados Unidos es el país con el mayor PIB del mundo y por ello lo que pasa con su economía impacta al mundo entero. Aun así, los debates por la Presidencia se concentraron en los temas internos, incluso las intervenciones militares se argumentaron según los impactos internos que una u otra acción pudiese tener. La discusión fue hacia dentro, con pocos referentes globales.

En temas ambientales las diferencias y la aproximación no varían mucho. La forma como se vive en Estados Unidos significa que un norteamericano promedio genera 17 veces más gases efecto invernadero (GEI) que un colombiano y seis veces más que un chino. Como país, EE.UU. emite una sexta parte más que China y 120 veces más que Colombia de GEI. Sin embargo, en los debates no hubo propuestas para disminuir ese excesivo e insostenible nivel de consumo y el nocivo impacto de los GEI sobre el clima planetario. Sólo se habló de la necesidad de disminuir la dependencia energética del exterior y ganar autonomía en el abastecimiento. Mientras los republicanos abogaban por incrementar las exploraciones para buscar petróleo en todo el territorio nacional, los demócratas hacían énfasis en buscar alternativas energéticas distintas al petróleo.

Si asumimos que el señor Gore aún tiene influencia entre los demócratas, las alternativas energéticas deben ser ambientalmente más sanas y ahora que el sector automotor está solicitando el apoyo gubernamental para rescatar la industria, es la oportunidad para que Obama exija que la producción de autos migre en el futuro inmediato hacia autos híbridos. Estos autos, mientras queman combustible fósil, generan y acumulan energía eléctrica, con la cual ellos mismos se autoalimentan, y así se disminuye en un 50% el consumo de gasolina o diésel. Esta tecnología, inicialmente desarrollada e introducida al mercado por Toyota y Honda en Japón, ahora está en las empresas de EE.UU.. Siendo este país el mercado automotor más importante del mundo, Obama y los demócratas debían usar positivamente ese poder e impedir que sigan ingresando al mercado autos que usen la tecnología ya superada, de consumo único de energía fósil y en el corto plazo autorizar el ingreso al mercado sólo de carros que usen motores híbridos. Una medida como esta impactaría el mercado mundial con positivos impactos ambientales.

Hay otras tecnologías incluso más sanas que las de los híbridos, que hasta ahora no se han introducido masivamente al mercado. Los motores híbridos ya están introducidos y tienen un creciente mercado en Estados Unidos, por esto son una alternativa viable en el corto plazo. Ojalá que la caída en el precio del petróleo no lleve de nuevo al norteamericano al uso tradicional de grandes autos que consumen grandes cantidades de petróleo, generando una agresión irreversible contra el medio ambiente global.

En Colombia también debemos pensar en fuentes energéticas alternativas al petróleo, tenemos el gas natural que es ambientalmente más sano y debemos impulsar el uso masivo de vehículos eléctricos e híbridos, pues no hay razón para que sigamos en la era de piedra en lo referido al uso intensivo de energía fósil. El mundo está cambiando y no debemos actuar como subdesarrollados y quedarnos atrás. Un aire más limpio es hoy un indicador de desarrollo que se expresa en un mejor nivel de salud en toda la población.

* Economista con especialidad en manejo de recursos naturales en el Banco Mundial. Los puntos de vista aquí expresados son del autor, no representan ni pueden atribuirse a la entidad para la cual trabaja.

 

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