Aunque el presidente de EE.UU. no visitaba Israel desde 2009, las tensiones generadas por el programa nuclear de Irán están por encima del conflicto entre palestinos e israelíes.
En el momento de escribir estas líneas, el presidente Barack Obama emprendía viaje a Israel, Cisjordania y Jordania en visitas de Estado. Las expectativas de esta iniciativa eran bajas, más allá de un reenganche con países que han recibido poca atención de Estados Unidos.
Tal vez un sutil cambio en el tono entre Obama y los dirigentes regionales podría considerarse equivalente a un progreso en las relaciones. Con tantos problemas que afligen a esa región, problemas muy difíciles de controlar, la opinión general es que la visita fue de “ruido y pocas nueces”.
Obama no visitaba la región desde 2009 y su relación con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, colapsó en 2010 por divergencias acerca de los asentamientos en Cisjordania. Después de eso se retiró completamente de cualquier intento por resolver los problemas entre Israel y Palestina, y de los asuntos de mayor alcance entre Israel y el mundo árabe a fin de concentrarse en su reelección presidencial. Por su parte, Netanyahu apoyó públicamente a Mitt Romney, el rival de Obama en la campaña presidencial de 2012.
Explica el analista de EIG, Bill Murray, que lo que ahora es diferente es que el programa nuclear de Irán ha sobrepasado al conflicto entre Israel y Palestina como el asunto más dominante y urgente. Con el nuevo gobierno de coalición liderado por Netanyahu, aparentemente más moderado, Obama podría “empujar” a Israel a ceder en sus esfuerzos de cambiar el gobierno de Teherán y presumiblemente convivir con cualquier situación que se derive de las negociaciones con la república islámica.
Una política reticente frente a la región puede parecerle prudente a Obama, pero podría dar al traste con la energía diplomática generada recientemente por la visita de su nuevo secretario de Estado, John Kerry.
La primera visita de Kerry al Medio Oriente, concluida hace pocos días, abrió caminos: la decisión de revisar la política de EE.UU. para dar ayuda no letal a los rebeldes sirios podría ser el primer paso hacia un apoyo mayor y más activo a las fuerzas que se oponen a Bashar al-Assad. Además, Kerry sostuvo una reunión sorpresa con el presidente palestino, Mahmud Abás, y anunció una ayuda económica de US$250 millones a Egipto, país sacudido por una profunda crisis financiera.
Pero, en opinión de David Miller, exnegociador del Departamento de Estado para Medio Oriente, Obama se ha comportado como “el presidente más controlador en política exterior desde Richard Nixon. Este será un año de diplomacia y no de guerra, de un paso atrás y paso y medio adelante”
¿Qué significa todo esto para el proceso de paz en Palestina? Es difícil de precisar, pues el reciente giro hacia la izquierda del electorado israelí fue resultante de asuntos domésticos como educación y reclutamiento militar. Así las cosas, el nuevo gobierno cambiaría muy poco en la política de asentamientos, tema en el que Obama y Netanyahu chocan regularmente.
*Expresidente de la petrolera Pdvsa lgiusti@csis.org