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Ochocientos “green-gos”

Aura Lucía Mera
02 de junio de 2020 - 05:00 a. m.

Ni uno más mi uno menos. A la cabeza, el almirante Faller. Llegarán en pocos días para “asesorar” a combatir el narcotráfico. Sí, ochocientos. Me pregunto, ¿dónde los instalarán? ¿En cambuches en los territorios sembrados de coca y marihuana ? ¿Tendrán toldillos? ¿Entrará internet en sus carpas? ¿Quién los alimentará? ¿Ya hicieron cuarentena o nos los mandan infectados para que su asesoramiento sea más expedito? ¿Tendrán derecho a “pernada” o vienen con sus novias? ¿Están castrados o ya son mayores de setenta y no hay peligro de testosterona contenida?

¿Hablan español? ¿Comerán chigüiro? ¿Traerán sus hamburguesas y sus papas fritas en contenedores limpios? ¿Y si estornudan? ¿Estarán cerca de los laboratorios o tendrán que aprender el oficio de raspachines asesorados por los nativos del lugar? ¿Serán adictos y asesorarán a los capos a descubrir nuevas rutas más seguras, para que en su país de origen lleguen los cargamentos sin peligro y baje el costo del consumo?

¿Quién les lavará la ropa? ¿Podrán salir a caminar y descubrir esa Colombia secreta? ¿O tendrán que asesorar desde el confinamiento? Si no llevan armas y los emboscan los “malos”, ¿cómo se defenderán? ¿Traerán la solución mágica para que este país se libere del infierno de ese producto, el más deseado por ellos mismos? Y si la tienen, ¿por qué no la enviaron en una valija diplomática? ¿Ochocientos asesores estratégicos a un país que no conocen ni en el mapa? ¿Estratégicos en ideas, en cartografía, en agricultura, en química?

¿Será que van a estornudarles encima a los cocaleros o a los que trabajan en el procesamiento? ¿Sabrán lo que son los aguaceros tropicales? ¿Qué harán por la noche, si no pueden salir de sus carpas?

¿Traerán lanchas anfibias, helicópteros, binóculos? ¿Sabrán qué es una araña polla? ¿Tendrán que usar tapabocas mientras dictan sus conferencias estratégicas? ¿Guardarán el distanciamiento social?

Esto parece una película de ficción. Ochocientos green-gos desparramados en el territorio colombiano asesorándonos. ¿Tienen títulos de estrategas-contra-las drogas? ¿En qué universidad estudiaron? ¿Cómo los escogieron? ¿Y el almirante Faller, con cara del “bueno” de la película de vaqueros donde voleaban a escopetazo limpio a cada indio que veían, quién es? ¿De dónde salió este superhéroe?

Toda esta operación, que viola flagrantemente nuestra democracia, merece ser filmada y enviada al Festival de Cannes, donde se ganará todos los premios. Jamás, en el siglo XXI, se había arrodillado un país tan grotescamente ante otro, gobernado por un esquizofrénico, como Colombia ante Estados Unidos. Ni en la más absurda de las pesadillas nos habríamos imaginado que esto podría suceder sin el más leve gesto de protesta de ningún ciudadano. ¿Estamos todos ahuevados por el miedo o sufrimos de una enfermedad peor que el coronavirus y nos impide ver lo que está pasando?

¿Somos los colombianos cuarenta y pico de millones de “pelotudos”, como dicen los argentinos, o la cuarentena nos encerró la mente?

Se nos van a meter, sí, a meter, ochocientos troperos gringos. ¿Qué van a hacer? ¿Qué intenciones torcidas hay detrás? Carlos Holmes Trujillo pasará a la historia como un vendepatrias, manipulado por un subpresidente de papel, a su vez manipulado por un personaje siniestro, de cuyo nombre no quiero acordarme, ahora confinadito y jugando al abuelito. Qué vergüenza. Y más vergüenza que nadie reaccione.

Posdata I. Me acabo de aprender una palabra nueva que deberían incluir ya mismo en el diccionario de la Academia de la Lengua y la Historia: “narcoparauribiduquismo”. Mejor que la del trabalenguas del arzobispodeconstantinopla que quiere desarzobispoconstantinopolitanizarse.

Posdata II. Yankees, go home!

 

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