“Odiombia”

Álvaro Restrepo
05 de julio de 2019 - 08:09 p. m.

"Alguien tiene que tener el suficiente valor y la suficiente moral para romper las cadenas del odio".

Martin Luther King Jr.

"Cada colombiano es un país enemigo".

Bolívar en boca de García Márquez (o García Márquez en boca de Bolívar)

En su última caricatura / Monólogo en la revista Semana, Antonio Caballero nos pregunta qué nombre le vamos a poner a Colombia ahora que está tan de moda eliminar los homenajes a Cristobal Colón.
 
Yo propongo uno: ODIOMBIA....Un país donde no hay ideologías sino odiologías: odiólatras, odiópatas. 

(Y también de Bolívar / Gabo): "Todas las ideas que se les ocurren a los colombianos son para dividir" ...perdón, los odiombianos. Quizás lo que más nos ha dividido en épocas recientes es el-anhelo-no-compartido de vivir en paz. Es eso justamente lo que nos une: el odio hacia la idea de vivir en paz. Por fin hemos encontrado un rasgo distintivo que nos identifica y nos cohesiona: nos odiamos los unos a los otros con una virulencia y una efectividad casi virtuosas. A un genio/artista como el mismo García Márquez, que llevó el nombre de nuestro país a cimas hasta entonces desconocidas, lo odiamos por eso mismo. Envidia, ingratitud, mezquindad. Estas son las cualidades y motivaciones  de nuestros proyectos colectivos de nación. Al presidente que intentó ¡y logró! hacer la paz con la guerrilla más vieja y sanguinaria del mundo, lo odiamos por haber logrado para Odiombia un segundo Premio Nobel. Así somos: así nos va. 

Este discurso negativo y odioso en boca de un artista/educador pareciera ser una contradicción. Pero es que a mis casi 62 años debo decir que esta cruel realidad es difícil de refutar y de transformar. Hace unos pocos días en un estadio brasileño en el que jugaba nuestro país, los hinchas, que fueron a acompañar a nuestra selección, se empezaron casi a matar entre entre sí porque pertenecían a barras bravas de equipos odiombianos diferentes. Los brasileños, que hoy están gobernados por un energúmeno: un odiador profesional, nos miraban aterrados e incrédulos y nos abuchearon. El fútbol, que puede ser un espectáculo de danza alucinante o, por el contrario, "una metáfora de la guerra", encontró en nuestros compatriotas a los perfectos odiotas útiles que llevan la imagen de nuestro país a las cloacas del mundo. Porque los odiombianos somos así: vivimos obsesionados con la vergüenza que nos produce nuestra merecida pésima imagen en el exterior. Lo que no nos preocupa es nuestra imagen al interior: frente a nosotros mismos. Ya nos hemos resignado a la patética imagen que nos devuelve el espejo. Por eso nos consolamos cada tanto cuando se dice que somos el segundo país más feliz del mundo. (¡Ni siquiera somos el primero! ¡Quizás sí el más cínico!") Sí, el odio nos hace felices, es nuestro combustible, nuestra razón de ser, nuestra odiosincracia.  Pero ¿de cuál de las dos vertientes más importantes de nuestro sentimiento nacional estamos hablando aquí? ¿Del odio activo o del odio pasivo? En ese sentido los odiombianos somos como se dice por ahí: versátiles....¡le jalamos a todo! El odio activo nos puede llevar al asesinato, a la masacre, al genocidio, a la corrupción o a cualquier otro crimen de lesa humanidad...como efectivamente lo hace a diario. Pero el odio pasivo nos conduce a la más letal y abyecta de sus formas: la indiferencia, la indolencia, la ausencia de empatía......el meimportaunculismo.  

O-Dios del Odio, ilumina un día el alma de esta nación enferma que se ha auto-torturado durante décadas, siglos...desde siempre. 
Nacimos del odio, vivimos en él y en él nos diluiremos. 
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"Pesimista en el pensamiento: optimista en la acción". 

Gracias, Gramsci.

 

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