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Advertencias de Kerensky II

Mauricio Botero Caicedo
24 de octubre de 2015 - 04:00 a. m.

Esta es una segunda entrega de las advertencias de Kerensky.

Defensor acérrimo de la paz, dicha defensa no le impedía hacer serios cuestionamientos sobre la forma como se estaba negociando la paz.

 

“Cuentan que a Tiberio las tribus germanas le propusieron una tregua después de haber cometido miles de latrocinios y asesinatos. “Truco engañoso — les respondió el emperador—. Esto es como entregarme un lobo para que solamente lo pueda agarrar de las orejas. Si continúo asiéndolo de esos apéndices, me destroza a mordiscos. Y si lo suelto, me devora”. Yo, Kerensky, mucho me temo que la propuesta de las Farc se parezca a la oferta que los germanos le hicieron al emperador Tiberio, pues, como el presidente de la Comisión de Paz insistió en que las Farc debían conservar sus armas porque no habrían sido vencidas, ¿cómo puede haber elecciones libres en Colombia con una cuadrilla de malhechores armados y uniformados en 30 frentes distintos del país?”. Octubre 8 de 1985

 

“Repetiremos hasta el cansancio que los comunistas no quieren la paz sino el poder. El cambio de las instituciones no afectaría simplemente a los que mucho tienen. El mismo peligro corre la hacienda del rico o la casa del pobre empleado. Porque para los comunistas el cambio de las instituciones consiste únicamente en la dialéctica del despojo. Y después del paredón, el silencio mortal de la tiranía totalitaria que conlleva como factor indiscutible la dictadura bolchevique. La historia así lo demuestra. Stalin fué un homicida lombrosiano que asesinó sin piedad diez millones de kulaks, campesinos pobres rusos, propietarios de pequeñas parcelas. Esta afirmación sobre Stalin no la hago solamente yo, Kerensky, sino un jefe de Estado comunista ruso llamado Kruschev. Mao, otro asesino nato, eliminó 40 millones de chinos en su retirada asoladora y en su revolución cultural. Esta afirmación sobre Mao no la hago solamente yo, Kerensky, sino un jefe del Estado comunista llamado Deng. Castro, en Cuba, pasó por el paredón decenas de miles de cubanos y despojó con saña a todos los pequeños propietarios. Y esta afirmación no la hago solamente yo, Kerensky, sino el mismo Castro, quien en sus discursos, con orgullo demoníaco, denuncia sus propias fechorías”. Marzo 29 de 1985

“Curioso es, además, que en nuestro país haya otras fuerzas armadas, llamadas revolucionarias de Colombia (Farc). Esas hordas de asesinos roban, matan, extorsionan y secuestran. Esas fuerzas armadas no proclaman el respeto hacia la Constitución, sino su decisión de destruirla. ¡Curiosa paradoja! Para los oficiales fieles a la patria, que afirman públicamente que quieren defender la Carta Fundamental, les dan como respuesta la destitución. Pero para los malhechores en cuadrilla sólo hay una temblorosa oferta: la reiterada presentación de la Rama de Olivo”. Enero 28 de 1984

“No deja, en consecuencia, de ser profundamente paradójica la actitud de ciertas autoridades frente a la aplicación de la ley: mano dura para los banqueros o financistas poco ortodoxos que se autoprestaron los dineros del público y se arruinaron por cobrarse a sí mismos intereses usurarios. Mano dura para los estudiantes revoltosos que se exceden en sus manifestaciones retozonas. Mano dura para el magistrado integérrimo que, después de una vida ejemplar, lo sancionan ignominiosamente porque le da a su secretaria un mes extra-legal de vacaciones. Pero, en cambio, para los insurgentes encallecidos en el crimen sólo hay amnistía, impunidad y olvido de la ley”. Abril 23 de 1984

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