Azul y rojo

Juan Carlos Ortiz
01 de enero de 2017 - 11:00 p. m.

El azul y el rojo siempre han sido rivales antagónicos, generadores dialécticos de pasiones desbordadas en política, mercadeo y deportes. Aunque esta vez no hablaremos de azul y de rojo relacionados con conservadores y liberales ni con demócratas y republicanos, tampoco con Pepsi y con Coca Cola. Nos referiremos a Millonarios y a Santa Fe, dos equipos de fútbol de la misma ciudad, con el mismo estadio y que ahora en el 2017 compartirán un nuevo elemento en común: Hugo Ernesto Gottardi.

Yo nací rojo, rojo bogotano, y mi infancia transcurrió en medio de una fusión de olores entre boñiga de caballo de carabinero, orines en las paredes de la calle y aroma de palacio del colesterol, alrededor del sagrado Nemesio Camacho El Campín, donde sin duda uno de mis héroes de infancia fue Gottardi, delantero argentino proveniente de Estudiantes de La Plata, quien jugó con Santa Fe durante los ochenta y se convirtió durante dos campeonatos seguidos en el goleador de la liga colombiana. El mejor delantero y cabeceador que vi jugar durante mi vida cardenal y que logró transformarse en una leyenda para toda una generación, en un mito inigualable, el cual siempre llevé conmigo como amuleto para compartir con mis sobrinos, mis hijos y sus amigos. De Hugo Ernesto Gottardi sólo guardo el más lindo recuerdo de mi memoria emocional roja y sin duda su historia fue definitiva y de gran ayuda en la consecución y formación de nuevos hinchas del expreso rojo.

Pero 30 años después, hace unos días, Millonarios anunció la contratación de su nuevo director técnico, Miguel Ángel Russo, quien traerá de Argentina a su asistente técnico: Hugo Ernesto Gottardi. Azules y rojos ahora tendrán otra vez algo en común.

Debo confesar que al principio sentí una infidelidad futbolística. Ver a Gottardi vestido de azul e hinchando por Millos no es una imagen fácil de asimilar, pero aprovechando la temporada navideña que siempre inspira paz y unión, entiendo que la vida nunca es de carácter maniqueo y que entre el blanco y el negro existe toda una gama de colores.

Tal vez el mejor homenaje que puedo hacerles a los épicos recuerdos rojos de Gottardi es comprender que el rojo y el azul se pueden juntar y crear el morado.

Por respeto a lo grande que fue Gottardi para mi infancia santafereña, le deseo lo mejor en su nueva etapa azul como asistente técnico y espero, eso sí, que le ganemos todos los clásicos.

El presente jamás borrará el pasado y el respeto por lo bueno siempre triunfará. Bienvenido Gottardi nuevamente a Bogotá.

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