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Bingo

Iván Mejía Álvarez
10 de noviembre de 2015 - 03:11 a. m.

Uno a uno los integrantes del comité ejecutivo de la Confederación Suramericana han ido a parar ante los fiscales de Estados Unidos.

Marín, Texeira, Leoz, Esquivel y Figueredo se han unido a los Hinkins, Burzakos, Hawillas y demás yerbas del pantano que convirtieron el fútbol en una inmensa pocilga llena de estiércol, negocios turbios, coimas y actos ilícitos.

En ese cartón sólo faltan dos fichas por llenar: la del representante colombiano Luis Bedoya y la del chileno, para poder cantar el bingo. Contra Bedoya no hay todavía ningún cargo concreto en la fiscalía de Estados Unidos y tampoco en la justicia colombiana, que viene estudiando los documentos personales y corporativos de la Federación.

Mientras no se demuestre lo contrario, Luis Bedoya tiene derecho a la presunción de inocencia. Pero es evidente que el círculo se viene cerrando, la soga viene apretando y algunos hechos aislados empezaron a preocupar a Bedoya, que ya siente pasos de animal muy grande, la fiscalía de EE. UU. y la misma justicia colombiana. Aunque desmentido como un hecho que indique culpabilidad del extitular de la Federación, la renuncia del contador de la Federación, Diego Reina, que se produjo hace diez días, era un hecho diciente y un anticipo de que algo no cuadra, algo no encaja, en el plan de la defensa de Bedoya.

La renuncia irrevocable de Bedoya conlleva muchas preguntas inmediatas. ¿Qué va a pasar con la continuidad de José Pékerman al frente de la selección Colombia? El argentino no aceptó un interlocutor diferente a Bedoya en sus dos contratos y pareciera que su suerte estuviera atada al destino del dirigente, más allá de los resultados deportivos ante Chile o Argentina. Nada extraño sería que estos fuesen, sea cual sea el resultado, los últimos dos partidos de Pékerman al frente de la selección.

¿Quién va a ocupar el puesto de Bedoya? Pues lo lógico es que asuma el presidente de la rama profesional, Ramón Jesurún, quien es el vicepresidente primero de la Federación. ¿Y qué pasará en la Dimayor?

Pues lo correcto es que se cite a una asamblea para nombrar un nuevo titular, que debe ser de afuera, un externo, para evitar las campañitas de los “innombrables” que se quieren apoderar del puesto.

Bedoya hizo cosas muy buenas, llenó las arcas de la Federación, comercializó y aumentó los ingresos, tuvo que ver en el éxito del Mundial de Brasil, pero fue víctima del sistema, producto de la sociedad del fútbol. Su perdición fueron esos amigos del final, esos Hinckis, Burzakos y demás yerbas del pantano que terminaron enredándolo.

El hombre es bueno, pero la sociedad lo corrompe, dijo un filósofo francés hace muchos siglos. Es verdad.

 

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