Brasil, de la fama al olvido

José Manuel Restrepo
23 de abril de 2016 - 05:39 a. m.

Hace ya quince años se acuñó en el mundo la tesis de los denominados países BRIC. Se trataba de los países emergentes con mayor potencial (Brasil, Rusia, India y China), economías que sin mayor dificultad iban a ser las dominantes en el año 2050.

Países con territorios muy grandes, con poblaciones gigantescas, una clase media en ascenso y con vocación de consumo, y un crecimiento superior a la media del mundo y aun de sus países vecinos o similares. Las perspectivas no podían ser más optimistas, ellos llegarían a tener el 40 % de la población del mundo y algo cercano al 50 % en producción de bienes y servicios.

Y dentro de ese grupo la nación representativa de América Latina era Brasil. Respecto de esta nación se expresaban los medios de comunicación más representativos del mundo entero como un nuevo modelo económico exitoso. Algunos se atrevían a decir hacia el año 2012 que sin duda era una nación de la cual el mundo entero iba a conocer porque se convertiría en estrella y cuarta potencia del mundo.

Cuando se le preguntaba al presidente Lula da Silva cuáles eran las razones del éxito, él destacaba el desarrollo incluyente, el fortalecimiento institucional, la estabilidad democrática, el progreso de la industria manufacturera, la salida de la pobreza de más de 40 millones de personas, los mejoramientos efectivos en equidad, la construcción de clase media y mayores accesos a salud, educación, vivienda y crédito. Todo lo anterior en el marco de estabilidad fiscal y respeto a la propiedad, inversión e iniciativa privada. Se trataba de un modelo a destacar desde una izquierda refrescante que no caía en el populismo e irresponsabilidad económica de los denominados socialismos del siglo XXI de países como Venezuela y Argentina, entre otros.

Para muchos todo se vino a pique por dos razones centrales. De un lado, un serio problema de corrupción y la crisis política que de allí se derivó. Los escándalos de sobornos en la petrolera estatal Petrobras, que salpicaron a los gobiernos y amigos del mismo, deterioraron la confianza en la población, que vio con desilusión que el sueño de un genuino cambio social no venía acompañado de comportamientos éticos. Y de otro lado, una crisis de confianza en las instituciones, que retrocedieron años de ese sueño de ser una de las naciones más prósperas y ejemplo para el mundo. Si a lo anterior usted le suma la caída en los precios de los bienes básicos y además excesiva generosidad en las finanzas públicas, el resultado final no podía ser otro. Por eso hoy las calificadoras de riesgo, informe tras informe, reducen la calificación de la economía y suman un nivel de desconfianza mayor del país. Por eso no es raro ver hoy un país cuya deuda es casi el 70 % del PIB, déficit fiscal superior al 6 %, una inflación galopante superior al 10 %, unas tasas de interés descontroladas que no dominan la inflación y superiores al 14 % y crecimientos negativos del PIB entre el 3 y el 4 %.

Y lo que viene no parece muy atractivo para esa construcción de confianza. La crisis política se agrava y con razón se aproxima un juicio político al gobierno actual, que puede llevar hasta a la suspensión de la presidenta Rousseff. Un capítulo más del deterioro social, económico y político de la otrora estrella de América Latina.

Para los gobiernos de derecha, izquierda y centro de América Latina, aun de naciones estrella, queda el mensaje muy claro. La corrupción, ineficiencia o ineptitud de los gobernantes de turno, a pesar de los propios logros, tienen un costo alto, y la nueva clase media que hemos construido en la región, más temprano que tarde pasará factura. Quien quiera gobernar en la democracia y con sensatez, tiene que tener especial cuidado con el destino y manejo de los bienes públicos, pero además debe demostrar efectividad en sus acciones. Capítulo aparte merecen los denominados gobiernos del socialismo del siglo XXI, cuyo desempeño en una democracia no los hace sostenibles, cuyas cifras económicas negativas desbordan cualquier dato razonable y quienes tristemente deben acudir a la violación de libertades individuales para medianamente sobrevivir. jrestrep@gmail.com / @jrestrp

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar