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CalumnioSOS

Catalina Ruiz-Navarro
26 de noviembre de 2015 - 02:00 a. m.

Hace más de un año, María Salomé Sánchez Monsalve, filósofa de la Universidad Javeriana, recibió un correo de su facultad preguntando por un mensaje anónimo en el que se le acusaba de “plagio”.

 Según el anónimo, en una “revisión de rutina de las tesis de pregrado” (¿quién hace eso?) habían “descubierto” que la tesis de Sánchez sobre el filósofo latinoamericano Leopoldo Zea era un “plagio”, y ahora, por puro “deber ciudadano”, la denunciaban ante la universidad. Con recalcitrante resentimiento el anónimo contaba que Sánchez se había ido a estudiar una maestría a Europa (daban el nombre exacto del máster, y hasta sabían quién era su tutor de tesis) y anunciaron que también intentarían arruinar su reputación ante la Pompeu Fabra. La Javeriana investigó y declaró de manera oficial que Sánchez no había plagiado, y concluyó que el acoso tenía que ver con una vendetta personal.

No contento de su fracaso para arruinar la reputación académica de Sánchez, el (o la) anónimo intentó hacer “justicia” por sus propias manos: se dirigió a un infame portal web llamado PlagioSOS. Se supone que en PlagioSOS se defienden los derechos de autor de los “malvados ladrones” que “no respetan las citas”. La historia de Sánchez aparecía contada en detalle, y hasta tenían publicadas fotos de su cédula y firma, lo que es una clara violación de su privacidad. Además, se podrán imaginar la bilis y sevicia de los comentarios, que incluso aparecen en foros de portales de noticias con link al supuesto caso de Sánchez, alegando que “el mundo tiene que saberlo”.

Es necesario dejar algo claro: el plagio es un delito. Un delito tipificado en el Código Penal, cuya prueba se establece siguiendo conductos regulares y ante las autoridades competentes, como ocurre con cualquier otro. Si todas las autoridades pertinentes han declarado que Sánchez no ha cometido plagio, nada tiene que hacer un portal que declara que resolverá el asunto por su cuenta, al mejor estilo paramilitar. PlagioSOS no es un cancerbero de la moral en lo que a derechos de autor se refiere, es sólo un portal hecho y diseñado para acosar y molestar a la gente de manera cobarde en internet, sin darles derecho a réplica. En esa medida es sólo una página para calumniar, injuriar y atacar moralmente a las personas en su honra y en su intimidad. Publicar la cédula y firma de Sánchez de ninguna manera defiende la entereza intelectual de nadie y, en cambio, es una práctica que en inglés se denomina “doxxing”, que consiste en revelar datos personales de personas en internet con el objetivo de acosar, molestar y perseguirlas. No sólo lo hicieron con Sánchez, sino también con un profesor de la Nacional, al que le publicaron fotos de sus hijos sin justificación alguna y con aparente intención de que su familia también sea perseguida.

Por eso, Sánchez y su abogado, Germán Realpe Delgado, de la empresa Cloud Seguro, recurrieron a la Superintendencia de Industria y Comercio, que en un fallo histórico a favor de una particular, ordenó que se bajara la información del portal. Sin embargo, el responsable del portal, Alfredo Ospina, envió una carta a Sánchez diciéndole que ella nunca les escribió pidiendo rectificación de su caso. ¿Y cómo por qué habría que hacerlo? ¿No tendrían más bien ellos el deber de respetar el principio de presunción de inocencia? No tiene justificación que un portal reciba denuncias anónimas que han sido desmentidas por las instancias pertinentes y las publiquen sin siquiera notificar a él o la acusada, haciendo las veces de picota pública que disfraza la pertinente sanción social con el siempre fácil linchamiento. Qué patética es la postura del justiciero vengador, que sin rigor, basado en prejuicio, se supone héroe cuando sólo es un pusilánime que se esconde detrás de una plataforma.

@Catalinapordios

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