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Candidatos a la Alcaldía de la capital

Francisco Leal Buitrago
18 de octubre de 2015 - 02:00 a. m.

No recuerdo haber visto en elecciones regionales –como las actuales– que aspirantes a la Alcaldía de Bogotá fueran usados –con su anuencia por conveniencia– como eventuales apoyos para impulsar candidaturas a la Presidencia.

Tampoco, que las encuestas –parte del proselitismo– ocuparan un lugar tan destacado, además de campañas políticas descaradas, como las del mañoso procurador y el ambicioso fiscal. Ésto para no hablar de candidaturas de políticos corruptos y sus familias, que buscan enriquecerse más con dineros públicos.

En Bogotá hay tres candidatos que puntean en sus aspiraciones a la Alcaldía Mayor. El cuarto, por fortuna, está rezagado, a no ser que su jefe lo degrade –una vez más– para que apoye al más voluble de los punteros. Enrique Peñalosa fue un buen alcalde, pero ha abusado de la fragilidad que caracteriza hoy a los partidos, transitando por ellos con contradictorias alianzas, según pretensiones y conveniencias del momento. Y no cesa en su persistencia.

En la actual contienda electoral se encontró con un aliado que lo apoya sin reservas, ya que aspira a la Presidencia a como dé lugar. Es el vicepresidente, quien cuenta con recursos económicos de los contribuyentes, a partir de su temprana campaña presidencial mediante las demoradas 4G, sin que Santos –quien lo lanzó al ruedo– pueda contenerlo. Con Peñalosa en el Palacio Liévano, Vargas Lleras tendría una importante plataforma para apoyarse en las presidenciales. Y si resulta esta estrategia, no pocos añorarían la “mesura” y “templanza” de Uribe en la Presidencia.

A Clara López, la presidenta del Polo, nadie le cuestiona su capacidad intelectual ni su preparación. De ello dio muestra en 2011, como alcaldesa encargada de Bogotá, así como también en 2014, cuando impidió –con su recién alcanzado caudal electoral– que fuese elegido presidente el sumiso alfil del neocaudillo en la segunda vuelta electoral. Sin embargo, nadie se explica por qué no se dio cuenta de las enormes corruptelas del alcalde Samuel Moreno, siendo su secretaria de Gobierno entre 2008 y 2010.

En su aspiración a la Alcaldía Mayor, Clara busca ahora los votos de Petro, después de que quien fuera excelente congresista demostrara en los últimos años su fracaso como administrador, pues su descomunal ego le impide trabajar en equipo. Mediante el apoyo a una posible alcaldía de Clara, el actual alcalde busca un trampolín similar al que pretende Vargas Lleras con una eventual alcaldía de Peñalosa. Es una lástima que esta figura política femenina haya pecado de nuevo –luego de haberse redimido–, sobre todo con alguien que ahora vive de buscar votos en su pretensión de alcanzar la Presidencia.

El tercero de la lista es Rafael Pardo, quien demostró sus capacidades intelectuales y administrativas desde hace rato, cuando fue consejero presidencial, ministro y congresista, y recientemente como alcalde encargado. Nadie duda de su honradez, pero la propaganda electoral e ideológica de “mala leche” influye en la inmediatez con que gran parte de la voluble opinión pública percibe la política.

Pardo ha sido el único que no ha caído en la tentación electorera de sumarse a cualquiera para conseguir votos, aunque su partido –el Liberal–, pero sobre todo Cambio Radical –el del vicepresidente–, se han doblegado –al igual que otros– para conceder avales a políticos cuestionados. Pardo ha guardado compostura frente a sus contendores, respetándolos. Tal cualidad le ha valido desdenes por parte de periodistas de izquierda –y también independientes–, para no hablar de personajes de la derecha. De esta manera, su candidatura ha demostrado que en la capital sí se puede votar por una persona capaz, pero ante todo honesta.

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