Causas perdidas

Yohir Akerman
27 de noviembre de 2016 - 02:00 a. m.

El pasado 22 de noviembre el juzgado noveno especializado de Bogotá condenó al general retirado Flavio Buitrago a nueve años de prisión por lavado de activos y enriquecimiento ilícito.

Según la evidencia, se logró establecer que el general Buitrago tenía vínculos con el narcotraficante Marco Antonio Gil Garzón, alías el ‘Papero’, y gracias a esa relación incrementó su patrimonio injustificadamente. Amigo de la plata fácil el general.

En febrero de este año, la Fiscalía había sostenido en ese mismo caso que Buitrago obtuvo altas sumas de dinero por su relación con el Papero y, también con el paramilitar Carlos Mario Naranjo, alias ‘Macaco’.

En el expediente consta que el entonces jefe del bloque Central Bolívar de las autodefensas, Macaco, dijo que el oficial, quien para la época era comandante de la Policía de Antioquia, hacía parte de la nómina del grupo armado paramilitar.

Una joya.

Buitrago llegó a tan alto nivel en el servicio público que reemplazó en el cargo de jefe de seguridad del expresidente Álvaro Uribe Vélez a otra joya, ahora también preso por lavado y enriquecimiento ilícito, el general Mauricio Santoyo.

La relación del expresidente Uribe con Buitrago y Santoyo fue tan cercana durante su mandato que, como he dicho antes, ambos generales fueron incluidos en los agradecimientos de la primera edición de su libro ‘No hay causa perdida’.

“Estaré siempre agradecido con los generales Flavio Buitrago y Mauricio Santoyo, el almirante Rodolfo Amaya y el coronel Eduardo Ramírez (…)”. (Ver Primera edición)

Siempre agradecido.

Para la segunda edición de su libro, el expresidente Uribe borró el reconocimiento al general Santoyo luego de que fuera encontrado culpable de nexos con paramilitares, pero dejó al general Buitrago, ahora condenado por vínculos con narcotraficantes y las autodefensas. (Ver Segunda edición)

¿Cómo estos delincuentes condenados pudieron llegar a ser jefes de seguridad del expresidente Uribe?

Lo mismo se preguntó el hoy senador Uribe el 30 de septiembre de 2013 cuando trinó indignado pidiendo explicaciones a la Policía y al Ministerio de Defensa por el nombramiento en 2005 del general Flavio Buitrago como su secretario de seguridad. (Ver Twitter de @AlvaroUribeVel)

Ese día Buitrago fue capturado y ni la Policía ni el Ministerio de Defensa contestaron a la pregunta del mandatario. La razón para ese silencio es que la única persona que podía nombrar a su jefe de seguridad en esa época era el doctor Uribe.

Según el numeral 13 del artículo 189 de la Constitución Nacional, correspondía exclusivamente al presidente el nombramiento, entre otros cargos, de su jefe de seguridad. Eso hasta que el presidente Juan Manuel Santos acabó con el cargo en junio de este año.

Pero hasta ese momento, el Ejecutivo hacía esa asignación por medio de un decreto, y no se exigía que quien ocupara la posición fuera un Policía, ya que también podía ser un miembro del Ejército, de la Fuerza Aérea, la Armada, o, incluso, un civil que cumpliera con los requerimientos.

El único requisito importante para esa posición era ser una persona de confianza del Jefe de Estado, como lo fueron Buitrago y Santoyo para el expresidente Uribe.

Por eso queda claro que el nombramiento de estas personas como secretarios de seguridad fue una atribución exclusiva del presidente Uribe, pero si siguen las dudas, no es sino mirar el decreto número 2048 de 2005.

En ese documento el presidente Uribe firmó con su puño y letra el nombramiento del, en ese momento, coronel Flavio Eduardo Buitrago Delgadillo, para el cargo de secretario para la seguridad presidencial. (Ver Decreto del 17 de junio de 2005)

Así de claro y así de sencillo.

La firma del presidente se reconoce debajo de la sección que establece: publíquese, comuníquese y cúmplase. Así se hizo y ahora ese buen muchacho se encuentra condenado demostrando que sí existen algunas causas perdidas.

@yohirakerman
akermancolumnista@gmail.com

 

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