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Chiapas, el México profundo

Beatriz Miranda
16 de febrero de 2016 - 04:25 a. m.

El papa Francisco aterrizó nuevamente en América Latina, esta vez en México. En la visita es evidente su preocupación con los excluidos: migrantes, indígenas y jóvenes al margen del sistema educativo y la violencia provocada por el narcotráfico. Sin duda, intenta traer esperanza al México profundo, invisibilizado por variables macroeconómicas registradas en las últimas décadas.

 

Antes de su llegada a México el papa volvió a sorprender al mundo. En el aeropuerto de La Habana se encontró con Kirill, el Patriarca de Moscú y toda Rusia. Hacía mil años que no ocurría un encuentro entre la Iglesia ortodoxa y la Iglesia católica.

Este lunes el papa llegó a San Cristóbal de las Casas, Chiapas, uno de los estados que más evidencia los contrastes de México. Chiapas es un estado estratégico, debido a que es la vía de entrada y salida a Centroamérica. Se ha caracterizado por ser un territorio de inmigración nacional y extranjera, expulsora de migrantes a otras regiones del país y Estados Unidos, ruta de tránsito migratorio.

Rico en recursos naturales, ocupa el primer lugar en la producción de energía hidroeléctrica, el cuarto en la producción de petróleo y el tercero en la producción de gas. No obstante, Chiapas es uno de los estados que presenta altos índices de desnutrición, ausencia de servicios médicos, de energía eléctrica, analfabetismo, pobreza y epidemias, resultado de los bajos ingresos de la población y de la apropiación externa de sus recursos estratégicos asociados con energía.

El 1° de enero de 1994, simultáneamente a la firma del NAFTA, se divulgó la Primera Declaración de la Selva Lacandona, documento mediante el cual el Comando General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (Ezln), liderado por el subcomandante Marcos, “declaró la guerra al gobierno mexicano”, en aquel entonces, representado por el presidente Carlos Salinas de Gortari. El papa llegó a San Cristóbal 22 años después del levantamiento del Ejército Zapatista, justificado entre otras cosas por la negación histórica del derecho de los indígenas y 18 años después de la Masacre de Acteal, lo que provocó la muerte de 45 indígenas. El Centro de DD. HH. Fray Bartolomé de las Casas considera que esta masacre fue el inicio de la contrainsurgencia, ejecutada durante el gobierno de Ernesto Zedillo, lo que originó el incremento de la militarización en Chiapas y la creación de grupos paramilitares.

Durante su visita a Chiapas, el papa visitará la tumba de Samuel Ruiz, obispo de esa diócesis de 1959 a 2000 -el Tatic-, lo que significa padre bueno en Maya. El Tatic fue la figura mesiánica que intentó liberar a Chiapas de este lastre histórico. A lo largo de su apostolado pastoral, Ruiz acogió a la figura mítica del dominico Fray Bartolomé de las Casas, defensor de la causa indígena en el siglo XVI, a la idea de renovación del Concilio Vaticano II y a la teología de la liberación. La visita del papa a la Tumba de Ruiz fue simbólica, ya que durante años segmentos conservadores de la Iglesia católica en México y el gobierno mexicano lo acusaron de difundir la teología de la violencia en Chiapas.

Sin duda, el papa sigue comprometido en dar signos de esperanza de un Nuevo Mundo y, hasta el momento, ningún protocolo por más organizado que haya sido ha ocultado la realidad de los países por los cuales ha pasado. La tiene clara.

 

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