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Clase de 2005

Antonio Casale
18 de enero de 2016 - 02:48 a. m.

Se ha vuelto habitual la preocupación por el presente de los jugadores de la selección. Con excepción de Carlos Bacca en el Milan y Santiago Arias en el PSV Eindhoven de Holanda, ninguno es titular inamovible. Así las cosas, no queda más remedio que mirar jugadores que actúen en México o en la Liga local, y ya está comprobado que su irregularidad exige paciencia.

Lo cierto es que algo está pasando con los mundialistas. No podemos seguir culpando a los entrenadores de su suplencia. Si James, Guarín, Cuadrado, Zapata y compañía no encuentran la titularidad es porque en sus equipos hay otros que lo hacen mejor. Ellos hace rato están lejos del nivel que les conocimos. A otros como Falcao, Aguilar, Valencia o Sánchez las lesiones los tienen por fuera.

De cualquier manera los créditos logrados en el Mundial se están acabando. Las estrellas de Brasil se están apagando y sin su luz va a ser muy difícil pensar en ir a Rusia.

Las jóvenes figuras no brindan la confianza en el entorno que en su momento generó la sub-20 de 2005, la de Reinaldo Rueda. Recordemos que esa fue la base del equipo mundialista.

Muchas cosas han cambiado en el fútbol colombiano de 2005 para acá, pero la manera de buscar nuevas figuras no. Seguimos dependiendo de lo que el Cali y algún otro equipo produzca en su cantera, pero no hay estrategia.

Es el momento de revisar el trabajo de las divisiones menores de los equipos. Con la danza de los millones que le está entrando al fútbol colombiano, fruto de los patrocinios de la selección, y la televisión para el caso de la Liga, valdría la pena pensar en grande. Es evidente que hoy en día no basta con formar a un buen futbolista, es necesario preparar a los hombres mentalmente para el éxito y a los atletas para la exigencia física de una larga carrera. Eso requiere de una estrategia similar a la que han trazado grandes potencias como Alemania y, por lo tanto, de una gran inversión.

Quisiera pensar que todo ese dinero se está invirtiendo en el fútbol, pero es claro que no. Muchos equipos siguen dependiendo de las gobernaciones para funcionar de manera austera, sus jugadores ganan poco, mientras sus jefes son cada vez más ricos. Las ligas departamentales hace muchos años dejaron de producir jugadores.

Nada de lo anterior se veía antes, cuando los mundialistas marchaban bien. Pero los frutos de la clase de 2005 se están acabando y los males del fútbol colombiano siguen siendo los mismos de siempre, pero con mucho más dinero de por medio.

 

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