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Claves de la final

Iván Mejía Álvarez
10 de julio de 2016 - 02:00 a. m.

Francia es una Selección con tendencia camaleónica que se disfraza de cordero cuando le conviene pero también sabe ser lobo hambriento en su debido momento. Los galos ganaron a Alemania metiéndose atrás, regalando la pelota, confiando en la velocidad de maniobra del “principito” Griezmann y en el trabajo laborioso de su dupla Matuidi-Pogba, que tiran sabiduría para manejar las variables de tiempos y ritmos. Francia llegó hasta la semifinal con otra actitud, con la obligación de ser el proponente, el que marcaba la intención ofensiva, pero cambió de piel y de rol cuando enfrentó a un equipo superior técnicamente, como Alemania.

En cambio, la actitud de Portugal ha sido defensiva a lo largo del torneo. A los lusitanos les encanta resguardarse, confiar en sus centrales Pepe y Fonte y en ese bloque de mediocampo que tiene la virtud de lanzar pelotazos y de generar los espacios para poder conectar a Cristiano Ronaldo. El técnico Fernando Santos desecha cualquier interpretación diferente al fútbol defensivo que ha caracterizado a su escuadra. No se ataca por obligación, se va al frente solo cuando hay espacios, dictamina el manual del lusitano.

La tendencia de la final en el estadio de Francia indica que los dirigidos por Deschamps volverán a ser los protagonistas y no les costará reutilizar la piel que más les gusta. Payet, Pogba, Matuidi y, por supuesto, Griezmann se sienten más cómodos con la pelota en el botín que corriendo detrás de ella, como les tocó ante los alemanes.

Francia deberá cuidarse fundamentalmente en dos temas: evitar que Portugal genere fútbol por los costados para levantarle la bola a Cristiano. Su salto en el primer gol ante Gales, rozando la estratosfera, demuestra la capacidad aérea del gran goleador. Para neutralizar a CR es necesario desactivar a los eventuales lanzadores. Ni Koscielny y menos Umtiti parecen tener la carrocería y la elasticidad para atajar al madridista. El otro tema es cuando Renato Sánches agarra la pelota y hace gravitar el toque en corto, las triangulaciones, las pequeñas sociedades, para progresar ofensivamente. Desconectando a Renato, Francia habrá conseguido parte de la tarea.

Portugal no ha enfrentado en la Euro un equipo con las virtudes de Francia. Islandia, Hungría, Austria, Croacia y Gales son inferiores al local. Eso lo sabe Santos, que intentará proponer un partido largo que lo lleve al punto penal. Para evitarlo, Francia tiene que recuperarle la memoria a Payet, darle carrete al fútbol de Griezmann y acompañarse con la salida de Evra y Sagna, porque cuando juega Giroud el fútbol de Francia queda condicionado a la vía aérea para su rematador.

Limitar el partido a un duelo Griezmann-Cristiano sería necio y ridículo. En realidad, lo que está en juego es el estilo.

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