Publicidad

Crímenes, letras y frustración: viaje al corazón del hampa

Columnista invitado EE
08 de septiembre de 2016 - 01:57 a. m.

La literatura sabe explicar mejor que las cifras lo que dicen los cuerpos muertos y las mentes quienes los matan.

Por: Juan Esteban Mejía

En algún rincón de Medellín, gentes de acentos diversos discuten desde hace seis años sobre los crímenes más asombrosos. No se trata de la gestación de un cartel transnacional que quiera incursionar en el trillado mundo del hampa. Son, muy al contrario, académicos concentrados en estudiar la radiografía que muestra la literatura sobre las muertes que ocurren desde siempre en las calles latinoamericanas.

En el 2010, el profesor Gustavo Forero, de la Universidad de Antioquia, se dio a la tarea de investigar cómo en libros de ficción se refleja la real falta de respeto por las leyes en América Latina. Su experimento terminó convertido en ‘Medellín Negro’, el primer espacio universitario del continente dedicado en exclusiva a estudiar novelas de crímenes. Las investigaciones han encontrado que en esta literatura nada es tan ajeno a la realidad como parece.

En el mundo tangible, los titulares de prensa anuncian tendencias a la baja en la cantidad de homicidios en Medellín. Es un hecho: en las peores épocas de furia del capo de capos, Pablo Escobar, solo en esta villa se registraron 7.273 homicidios en apenas un año (1991), según la Policía. Desde entonces, el número de asesinatos sube y baja año tras año y en 2015 la cifra que registró Medicina Legal fue de 497. Si bien la cantidad sigue siendo despreciable, es notoriamente inferior a la que dejó el furor del narcotráfico.

Pero las estadísticas no cuentan lo que dicen los cuerpos muertos ni los pensamientos de quienes los matan. No es asunto de números explicar los significados, los contextos o las ideologías de los homicidas y la recurrente ausencia de su castigo. Esto se entiende, más bien, desde las letras y por eso en Medellín se justifica que un grupo de académicos enfoquen sus mentes en esas lides.

La literatura logra reflejar lo intangible y permite escarbar las emociones de quienes se inscriben en el hampa. Eso lo explicó el profesor Gustavo Duncan, de la universidad Eafit, en una reciente conferencia que tituló ‘La ley implícita. Cómo la literatura es un retrato de las normas sociales’. Duncan es un acucioso analista de la violencia y con sus estudios ha encontrado que las profundas motivaciones de los criminales son la falta de oportunidades para los marginales. En el universo del hampa, ellos adoptan un sistema de normas paralelo a las leyes que les permite satisfacer sus frustraciones y sentirse orgullosos de sí mismos.

Gustavo Forero, el padre de ‘Medellín Negro’, encontró algo parecido: Las normas existen, pero no es posible lograr por medio de ellas las metas de bienestar que le promete el sistema. Esto se lee en su libro ‘La anomia en la novela de crímenes en Colombia’. Y la escritora Laura Restrepo tiene su propia lectura al respecto y la dio a conocer en febrero de 2015 en la Casa Amèrica Catalunya de Barcelona: “En toda civilización se dice que la vida es mejor que la muerte, pero en Colombia esto no es tan claro y la vida no tiene mucho sentido. Es la herencia que nos ha dejado Pablo Escobar: dinero fácil, lujo, mujeres, y si no lo tienes la vida es sólo anonimato”.

El modelo mafioso dejó una herencia maldita que lo contagió todo y su ideal de bienestar solamente es posible de alcanzar si se pisotean las normas. Es fácil hacerlo porque falta castigo y eso lo examina también la literatura. En una reciente entrevista, Julio Paredes, editor general de la Universidad de los Andes, explicó que la novela negra (o de crímenes, como también se le llama), no se concentra solamente en contar un asesinato. Este tipo de literatura también indaga sobre el combustible que mueve al asesino, por ejemplo, el vínculo entre poder y corrupción.

Estos temas son los que debaten los estudiosos de las novelas de crímenes. En la próxima Fiesta del Libro de Medellín, entre el 14 y el 16 de septiembre, habrá un nuevo cónclave, por séptima vez. En variados acentos se escuchará hablar de justicia y de las huellas que dejan en la literatura los crímenes que ocurren en las calles de América Latina. Será en un rincón de Medellín, en el Salón Humboldt del Jardín Botánico.
 

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar