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Cuando los pueblos dicen no

Marcos Peckel
14 de octubre de 2016 - 03:17 a. m.

“La voz del pueblo es la voz de Dios”, reza el adagio. “El mejor argumento contra la democracia es una conversación de cinco minutos con un votante promedio”, decía Winston Churchill. Entre estos dos polos se mueven lo análisis cuando los pueblos son consultados sobre temas de gran trascendencia. Los referendos generalmente polarizan y dividen, pero la realidad monda y lironda es que, en las democracias, una vez el pueblo habla es la voz suprema, inapelable, sagrada.

Son incontables las ocasiones en que los pueblos han dicho no cuando élites, gobiernos, medios, “analistas” y “líderes de opinión” esperaban que dijera sí. Cuando eso ocurre, vuelan las recriminaciones: “el pueblo es ignorante”, “fue error consultar”, y a rebuscar cómo enderezar el entuerto causado por ese no. Este año, por estrechos márgenes, Gran Bretaña le dijo no a la Unión Europea, Colombia le dijo no a los acuerdos de La Habana y ambos países están “recogiendo los pedazos”, pues poco se ponía en duda la victoria del sí.

En Venezuela, el pueblo le dijo no a la reelección de Chávez en el referendo de 2007. El teniente coronel se refirió al resultado como “victoria de mierda”, ajustó a su medida el sistema electoral y volvió a convocarlo un año después para que le dijeran sí y aceleró de esa manera el camino de Venezuela al precipicio. El pueblo le dijo no en 2016 a la reelección de Evo Morales en Bolivia, veredicto respetado hasta ahora por el líder indígena.

En Canadá, en 1992, una propuesta de enmienda constitucional apoyada por el gobierno federal, los gobiernos provinciales, la clase política y los medios fue aplastada en las urnas en un país que por décadas ha visto fracasar intentos de reforma constitucional encaminados a acomodar la provincia francesa de Quebec. En esta última, sin embargo, el pueblo dijo no a irse de Canadá en dos ocasiones que fueron convocadas por gobiernos independentistas.

La reforma constitucional presentada al electorado en Guatemala tras los acuerdos de paz con la guerrilla fue rechazada por los escasos votantes que acudieron a las urnas, lo cual, sin embargo, poco efecto tuvo en el proceso de paz. De igual manera, el plan de paz y unificación para Chipre gestado por Kofi Annan fue derrotado por los electores griegos y turcos y la isla sigue dividida.

En Suiza, el referendo es la principal herramienta de la democracia y ha dado pie a polémicos plebiscitos, como el que en 2009, contra la voluntad del Gobierno, resultó en la prohibición de la construcción de minaretes. En 2005 la propuesta de constitución europea fue rechazada en sendos referendos en Francia y Holanda, primer síntoma de la crisis que años después se ensañaría con el Viejo Continente.

Acudir al pueblo es siempre un riesgo, pero en ocasiones, las más quizás, no hacerlo es un riesgo mayor.

 

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