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Degradaciones de la economía colombiana

Hernán González Rodríguez
12 de agosto de 2016 - 02:31 a. m.

El 16 de febrero de 2016, la agencia calificadora de riesgos Standard & Poors redujo el grado de inversión de Colombia de estable a negativa. Colombia figuraba como estable desde marzo de 2011.

Esta agencia nos asignó la calificación crediticia BBB, la cual se encuentra solo dos niveles sobre los “Bonos Basura”.

S&P reconoció que “Colombia sí posee capacidad adecuada para cumplir sus compromisos financieros; pero se aprecia muy vulnerable frente a condiciones económicas adversas”. Menciona entre las causas de tal vulnerabilidad el hecho de que 20% aproximadamente del presupuesto nacional provenía del petróleo, que la tasa de cambio se devaluó y la inflación se disparó hasta el 8%, que el sistema impositivo nuestro es deficiente y una reforma tributaria resulta indispensable.

Por otro lado, estimó Bloomberg que los riesgos de los bonos de Colombia se duplicaron en 2015 y que figuraron estos como los más riesgosos entre los 19 países emergentes observados por ellos.

El 25 de julio de 2016, otra agencia calificadora de riesgo, Fitch, también nos rebajó el grado de inversión de estable a negativo, por tres razones: 1. Persisten las fallas para reducir el déficit fiscal y estabilizar la deuda externa del Gobierno; esto es, el Gobierno se gasta más de lo que recibe y cubre su déficit con endeudamientos. 2. Persisten los desequilibrios en la cuenta corriente de la balanza de pagos; o sea, los dólares que entran por exportaciones e ingresos de capital desde el exterior son inferiores a los requeridos para las importaciones y los egresos de capital hacia el exterior. 3. Persisten las dudas sobre la credibilidad de las políticas del Gobierno.

El 27 de julio de 2016, la tercera agencia calificadora de riesgos, Moody’s, mencionó el deterioro de los negocios en Colombia por la caída en los precios del petróleo; pero enfatizó, en especial, las debilidades de la banca nuestra. David Olivares, ejecutivo de Moody’s, dijo: “Aunque los bancos se han preparado para administrar sus préstamos cuyo pago no se cumpla, acumulando reservas, emerge la carencia de capital como una debilidad clave, debido a que los bancos no pueden confiar en sus bajas utilidades para elevar su capital, contando solo con las utilidades retenidas, tanto para absorber pérdidas significativas como para cumplir con los estándares internacionales de la banca”. ¿Culpa de los absurdos impuestos del ministro Mauricio Cárdenas?

Los comentaristas colombianos replicaron: “ningún banco ha fallado, ni ha incumplido en la Historia de Colombia. Por acá hemos contado siempre con el apoyo del Gobierno en las crisis pasadas. Es de esperar que si algo le acontece a una banca exigua como lo es la banca colombiana, podamos contar de nuevo con el apoyo de un futuro Gobierno”.

No podemos olvidar que las agencias calificadoras citadas no vieron la viga en el ojo propio cuando la crisis en 2008, la de las hipotecas malas en los Estados Unidos, y en cambio sí podrían estará viendo hoy la paja en el ojo colombiano. Si la Asociación Bancaria continúa con su silencio sobre este delicado tema, les estaría dando la razón a estas agencias. Y si el Gobierno continúa dilatando una reforma tributaria estructural, se elevarían las dudas sobre la credibilidad de sus políticas y de inmediato nos retirarían el grado de inversión que aún poseemos.

 

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