‘Dies domini et dies solis’ (día del señor y día del sol)

Columnista invitado EE
18 de septiembre de 2016 - 02:00 a. m.

El país está pasando por una coyuntura compleja, caracterizada en algunos sectores por la intolerancia y las posturas radicales hacia el tema del plebiscito, como también hacia las cartillas del Ministerio de Educación que, acatando el fallo de la Corte Constitucional, buscan promover un ambiente propicio para combatir la violencia, el matoneo y la consecuente discriminación hacia adultos, adolescentes y niños que viven en su cuerpo y su mente la vivencia de una naturaleza sexual que rompe los esquemas tradicionales.

Por: Rafael Dussán Mejía*

La intolerancia lleva tras de sí el rechazo a otras formas de comprender la identidad sexual y de género.

En un Estado social y de derecho (Constitución del 91, que es laica) debe prevalecer la ética y no los dictámenes morales de las religiones que precisan lo correcto, lo natural y lo aceptable. Estos sectores religiosos están invitados a entrar en el debate pluralista y democrático en igualdad de condiciones; están en todo su derecho de manifestar sus pensamientos, pero es inaceptable que tengan la pretensión autoritaria de hacer valer principios de carácter natural universal, válidos entonces para todos y no sólo para los creyentes.

El Estado no tiene por qué arrodillarse ante un sector religioso y sus creencias que, si bien son respetables, no pueden ser impuestas como criterio único en materia ética. Preocupan las actitudes fanáticas y fundamentalistas que se dan en varios lugares del planeta, Colombia incluida. Detrás de estas expresiones se esconde, consciente o inconscientemente, el peso de la historia con sus fantasmas absolutistas y radicales, los prejuicios y la ignorancia sobre todo en materia histórica respecto al origen mismo de la religión, que no permiten ni han permitido el reconocimiento y la tolerancia ante lo otro, la diferencia, la otredad, lo distinto y la pluralidad.

En este sentido no son individuos que piensan acorde con una ideología o creencia, sino más bien una creencia y una ideología que los piensa a ellos.

El mundo contemporáneo y el pasado están llenos de ejemplos de esta dinámica demoledora que se da en todos los ámbitos humanos, pero sobre todo en lo político, moral y religioso. Con el desarrollo de la ciencia, la tecnología, la globalización, las comunicaciones, la pluralidad inminente, lejos de pensar en la desaparición de estructuras de pensamiento fundamentalistas, nos encontramos en la encrucijada de verlos presentes y despiertos.

Nos corresponde explorar la compleja condición humana, conocer realmente quiénes somos, elaborar antropologías que, en vez de excluir aspectos fundamentales de la naturaleza humana, los incluya como manifestación de lo humano.

Esta pretensión de la Iglesia Católica y el cristianismo para hablar en nombre de la humanidad seguramente traerá nuevos Galileos Galilei en el choque con el mundo contemporáneo.

También hay tensiones al interno de la Iglesia, tanto en lo teológico como en las medidas disciplinarias que establecen principios como el celibato y el rol de la mujer en la institución, con el mundo laico, la emancipación y dignidad de la mujer, los delicados temas de la bioética, la defensa del medio ambiente, las exigencias de justicia social, los derechos en las identidades de sexo y de género, la sexualidad misma y el derecho a vivirla eróticamente y no sólo con miras a la reproducción.

Mientras la Iglesia y el cristianismo sigan prisioneros en la red de su pretensión metafísica natural, les será muy difícil entrar en diálogo con el mundo contemporáneo y, sobre todo, con las otras grandes religiones.

La única vía posible es ética en la construcción de los derechos y deberes , la dignidad humana, la libertad de conciencia, el respeto y el amor en el reconocimiento del otro en toda pluralidad posible.

Las creencias no pueden pasar por encima de las complejas manifestaciones de la vida, donde incluso el misterio que subyace ante lo innombrable cobija todas las posibilidades humanamente posibles.

* Artista visual, exsacerdote. rfldssn4@gmail.com

 

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