El conflicto en plastilina

En un video bienintencionado de CNN en Español, los periodistas encargados de cubrir la situación de crisis en Norte de Santander prometen lo imposible: una explicación del Catatumbo en tres minutos, ilustrada con videos de diversos hombres armados.

El resultado del miniinforme es una caricatura pedagógica que tiene la terrible virtud de reducir a su marco interpretativo más digerible la complejidad de una zona de colonización petrolera. Con el apoyo visual de los hombres armados y la perezosa insistencia en una seguidilla inevitable de grupos que compiten por el control de la zona como si se tratara de un territorio libre de ciudadanos (se van las Farc y llegan el Epl, el Eln, las bacrim, etc.), la narrativa busca confirmar una premisa que genere clics: “Colombia perdió el Catatumbo”.

El formato ofrecido por CNN no daba para mucho más. Después de todo, la historia del Catatumbo en su versión de plastilina, era un telón de fondo para abordar el lamentable secuestro de la periodista Salud Hernández. Sin embargo, en Colombia varios no tardaron en llegar a las mismas conclusiones exprés. En vez de acudir al Centro de Memoria Histórica para darle algún sentido a la enorme cantidad de desplazamientos y masacres ocurridas en el Catatumbo, volvió a primar la varonil idea de un Estado que tiene miedo de penetrar con sus Fuerzas Armadas una región prácticamente virgen y sin dolientes.

En el Centro Democrático ya se olvidaron de la forma como Castaño mandó a sus hombres a aterrorizar el Catatumbo y a liberarlo de guerrilleros como fuese, con la complacencia y el visto bueno de los militares y otros sectores de la sociedad que nada hicieron para impedirlo. Esa es la soberanía en formato CNN que promueven, sin ningún soporte visual que pueda expresar los costos morales de su receta y en contraste con las recomendaciones del informe de Memoria Histórica para que los raspachines de coca sean considerados ciudadanos.