El proyecto monárquico de Bolívar

Luis I. Sandoval M.
20 de diciembre de 2016 - 02:00 a. m.

El 17 de diciembre se cumplió otro aniversario, el 186, de la muerte del Libertador cuyo nombre completo era Simón José Antonio de la Trinidad Bolívar y Palacios. Su aristocrática familia tenía origen en el país vasco. Hace pocas semanas que tuve oportunidad de conocer algo de las provincias vascongadas por visita que realicé a Bilbao y Guernica recordé esta circunstancia.

Quiero ahora hacer referencia al proyecto monárquico de Bolívar. Todo parece dicho y clarificado: hubo el interés de algunos, terminada la gesta libertadora, después de la batalla de Ayacucho, en Perú y Venezuela, no tanto en Colombia, de que Bolívar estableciera la monarquía y él mismo fuera el primer Rey, o aún Emperador, del vasto territorio que daba cabida a cinco repúblicas por él liberadas del yugo colonial español. Bolívar rechazó tal ocurrencia de manera enfática y de ello hay irrefutables pruebas fácticas y documentales.

De este asunto hace una magnífica presentación el historiador alemán Gerhard Masur en el capítulo 29 de su Simón Bolívar. Sugestivamente tal capítulo se titula: ¿Simón I?. La conclusión de ese juicioso y bien documentado relato son las propias palabras dirigidas por Bolívar al General venezolano José Antonio Páez quien le había propuesto la corona a nombre de gran número de notables en el otoño de 1825. Le escribió el Libertador: “La República ha elevado a este país (Colombia) a la fama y prosperidad; nos ha dado leyes y libertad… Un trono produciría terror tanto por su altura como por su esplendor. Se borraría la igualdad, y las razas de color, frente a una nueva aristocracia, sentirían que sus derechos se habían perdido por completo… Confieso francamente que ese plan es impropio de vos, de mí, y del país”.

Con amargura, pero con igual firmeza, lo repetirá en la proclama que dirige a los colombianos el 30 de enero de 1830 cuando se dispone a viajar hacia su extinción en San Pedro Alejandrino (Santa Marta): “Nunca, nunca, os lo juro, ha manchado mi mente la ambición de un reino que mis enemigos han forjado para perderme en vuestra opinión”.

Bolívar mismo no quiso ser rey, pero parecería que por un momento aceptó que a su muerte hubiera un rey. “Después del atentado dirigido contra Bolívar en 1828 se emprendieron negociaciones entre Bogotá y París con miras a estudiar el establecimiento en Colombia de una monarquía constitucional. En efecto, aunque los sentimientos públicos del conjunto de los colombianos eran eminentemente favorables al mantenimiento de instituciones republicanas democráticas, la anarquía había llegado a ser tal, estando el Libertador mismo en una precaria situación, que el Consejo de Ministros retomó el proyecto de monarquía parlamentaria anteriormente propuesto por Páez. El 3 de septiembre de 1829, los agentes diplomáticos de Francia y de Gran Bretaña fueron informados del asunto; el gobierno colombiano les expuso la forma como visualizaba la monarquía – que debía naturalmente estar sometida a la aprobación del Congreso - ; les precisó que en ese caso Bolívar se mantendría como jefe de estado vitalicio y que el soberano designado no subiría al trono sino hasta su muerte. Por otra parte, el ministro de relaciones exteriores colombiano dejó entender al encargado de asuntos de Francia que, por cuestión de religión, el futuro rey sería preferentemente un príncipe de la Casa de Francia”.

Hallé esta información en el libro Colombie Pays D´Eldorado, de Comte d´Aumale, (París, 1955), páginas 95 y 96, el 22 de noviembre, en casa del antiguo profesor del Liceo Francés en Bogotá, mi amigo Jacques Defradas, sur de Francia (Thuir). Tema para los historiadores profesionales.   

@luisisandoval

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