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¿Eso somos?

Beatriz Vanegas Athías
04 de octubre de 2016 - 02:00 a. m.

Abstencionistas e insensibles: Oficiantes de un verbo colombiano hasta la raíz, el verbo “meimportaunculismo”, cuya semántica indica que si estoy bien, lo que suceda al vecino, a la cuadra de mi barrio, a mi ciudad, a mi país no es de mi incumbencia, que se los coma el tigre, por eso el 63,32 % de colombianos habilitados para votar no lo hizo.

Por ello, esta vez ocurrió la más alta abstención de las últimas décadas. Siempre es así, dirán, ahora no iba a ser distinto, menos con la ausencia del trasteo, de  la lechona o del tamal.

Estomacales e ignorantes: Claro, como no hubo un tamal o un billete de cincuenta mil como motivación; sino convicciones, posibilidad de mejorar la vida de muchos seres ancestralmente maltratados (léase Bojayá, Toribío, Turbo, Puerto Asís, Macarena, Valle del Guamez, Mitú, Apartadó, San Vicente del Caguán, Tumaco, Barbacoas, Silvia, Miraflores, Cajibío, Caloto y la Costa Caribe, menos Córdoba), se impuso el NO aupado por la alianza entre las iglesias que, como casi siempre durante la historia, da la espalda a quienes sostienen su ideología, es decir, sus arcas: los excluidos de la periferia colombiana que, sin embargo, en el caso de la Costa Caribe respondió con coherencia y le dijo NO a la lógica simplista de pastores uribistas como Jorge Trujillo que se desgañitaba afirmando que Santos en su visita a la Sierra Nevada había entregado el país a Satanás.

Erráticos y caóticos: Juan Gustavo Cobo Borda, una de las voces poéticas más lúcidas de la llamada Generación sin nombre que sucedió al Nadaísmo, escribió este poema emblemático: País mal hecho /cuya única tradición/son los errores. / Quedan anécdotas, /chistes de café, /caspa y babas.  /Hombres que van al cine, / solos. Por ello es consecuente que las generaciones anteriores a nosotros hayan crecido con lógicas bipartidistas y NO de integración democrática, NO de un fin común. Incapaces de zafarse de la tradición del Frente Nacional representado en el siglo XXI por Santos y Uribe, este último temeroso de todos los guardados que le tienen las FARC-EP.

Inciertos e Incoherentes: Parece que nuestro hábitat es la incertidumbre. El discurso de las nueve de la noche del domingo 2 de octubre que dio el líder del NO, el senador y expresidente Uribe, no “el presidente Uribe” como lo llaman sus seguidores, deja ver que no tienen agenda, que los llevó a negar esta oportunidad al país, una coyuntura de campañas electorales (la mermelada y las promesas politiqueras no son solo del Gobierno). Es poco probable que las FARC-EP renegocien su rendición –como lo había logrado el acuerdo que se rechazó- con el Centro Democrático. Antes de cerrar esta columna, el coherente negociador Humberto de la Calle Lombana había puesto su cargo a disposición del presidente Juan Manuel Santos y los líderes del NO se negaron a asistir a la reunión convocada por el primer mandatario para revisar un acuerdo que  en campaña satanizaron literalmente hasta su extinción.

Rescilientes y esperanzados: Esta característica la configura mejor Soraya Bayuelo, víctima por punta y punta y gestora de paz de los Montes de María: “Sabemos lo que es resistir, un capítulo más que enfrentar. Pa´lante es pa,allá. No es tiempo sino de amarrarnos las abarcas y seguir el camino de nuevo (…) Hemos soportado 102 masacres(…) No nacimos el día del temblor”.

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