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Estrellas

José Fernando Isaza
22 de septiembre de 2016 - 02:00 a. m.

Se cumplen este mes 50 años de la serie de ciencia ficción Star Trek. Película que ha estimulado en jóvenes y viejos el interés por la ciencia. La generación de físicos que superan los 70 años se inspiró en Supermán, la de los 50 en Star Trek y los de hoy en Interestelar.

La película 2001 odisea del espacio (1968) de Kubrick mantiene una posición de honor: por el manejo de las escenas de caída libre, sensación de cero gravedad y por haber analizado la inteligencia artificial, más allá de las operaciones matemáticas y robóticas. Planteó interrogantes como: ¿Puede un robot sentir, tener sentimientos? Una civilización más avanzada, que se manifiesta como la constructora de paralelepípedos de aristas y superficies perfectas, capaces de emitir señales que modifican la función cerebral, desencadena la evolución del hombre. El guionista y director científico es Arthur Clarke, quien concibió y diseño los satélites geoestacionarios que han permitido reducir el costo de las comunicaciones.

En la época en que se realizaron estas películas, la posibilidad de que existieran sistemas planetarios alrededor de una estrella similar al Sol, en los cuales pudieran evolucionar organismos vivos, era solo una hipótesis. Hoy se han descubierto cientos de planetas fuera del sistema solar, algunos con características similares a las de la Tierra. El más cercano está a cinco años luz, no tiene configuración rocosa. En mayo pasado, científicos del MIT y de Lieja descubrieron dos planetas rocosos situados a 40 años luz de la Tierra, que por sus características podrían albergar vida; con la tecnología actual, un viaje de solo ida a esta tardaría más de 400.000 años.

En Star Trek, la nave Enterprise recorre en pocos días esa distancia. Para no violar las leyes de la relatividad, que impiden velocidades iguales o superiores a la de la luz, la nave no se desplaza en el espacio, emplea el generador warp que modifica el espacio, contrayendo la parte que está adelante y expandiendo la de atrás. No contradice las leyes de la relatividad general, el problema es que para deformar en esa magnitud el espacio se requiere una cantidad de energía superior a la que se tendría convirtiendo toda la materia de varias galaxias en fuente propulsora.

La reciente detección de ondas gravitacionales comprobó que grandes cantidades de energía deforman el espacio. La fusión de dos agujeros negros de masa 62 veces la del Sol, modificó el espacio en la Tierra en una centésima del diámetro de un protón. Para viajes más cortos, el profesor Picard emplea en la Enterprise antimateria como combustible y con poca cantidad puede obtener velocidades cercanas a la de la luz. En casos de emergencia emplea potentes rayos láser para impulsar la nave: como la velocidad de salida de los fotones del láser es la de la luz, la nave se impulsa a alta velocidad. Es posible que en el futuro sea esta la tecnología que se emplee en la Tierra para impulsar los cohetes y obtener velocidades que permitan pensar en viajes a estrellas cercanas, aunque se tarden muchos años en hacer el recorrido. Hoy no existe la tecnología que permita confinar antimateria o fotones que permitan impulsar un cohete.

En Interestelar, el viaje a otra galaxia se realiza atravesando “agujeros de gusano”. Mantener abierto un agujero de gusano que permita el paso de una nave espacial requiere una energía similar a la que utiliza la nave Enterprise.

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