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Ética y derecho

Yohir Akerman
31 de julio de 2016 - 02:54 a. m.

Siguen los hechos extraordinarios en el proceso en contra del magistrado de la Corte Constitucional, Jorge Pretelt Chaljub. En esta oportunidad tienen que ver con el abogado del togado, el doctor Abelardo De la Espriella.

El 18 de diciembre de 2015 el representante a la Cámara por el Polo Democrático Alternativo, Germán Navas Talero, presentó una queja disciplinaria ante el Consejo Seccional de la Judicatura de Bogotá en contra del apoderado del cuestionado magistrado.

Según la queja disciplinaria, De la Espriella incurrió en faltas contra la ética profesional al presentar una serie de recusaciones en diferentes fechas, pudiendo presentarlas al mismo tiempo, y sin la suficiente importancia que amerita este tipo de recursos.

Para el representante Navas, quien es un abogado especialista en derecho penal, esa artimaña del abogado de Pretelt terminó generando una tardanza extensa e injustificada en la decisión que debía tomar la Cámara de Representantes sobre el proyecto de acusación en contra del magistrado de la alta Corte.

Es importante recordar que la plenaria de la Cámara se enfrentó a la decisión de acusar a Pretelt el 2 de diciembre cuando fue citada por primera vez a discutir el tema a puerta cerrada. Sin embargo, ese día, la plenaria se levantó por falta de quórum luego de que la bancada uribista decidiera retirarse de la sesión argumentando que no había pruebas suficientes para acusar al magistrado.

Así como se oye.

Por ley la Cámara tenía un plazo de 20 días hábiles para presentar su posición y acusar al magistrado pero ese plazo ya se había cumplido a principios de diciembre y se siguió prorrogando, en parte gracias a la estrategia del abogado De la Espriella.

Cuando la plenaria estaba citada para volver a discutir el tema, la defensa del magistrado Pretelt presentaba un paquete de recusaciones contra algunos de los representantes que, según él, habían prejuzgado de alguna forma a su cliente por comentarios en las redes sociales. De esa manera, se rompía el quórum y se dilataba el proceso.

Sin embargo, el lunes 14 de diciembre el representante Navas Talero pidió explicaciones de por qué se había quitado el punto de la acusación de Pretelt del orden del día y anunció que si la Cámara no tomaba una decisión frente a este proceso, él mismo iba a denunciarlos ante la Corte Suprema por prevaricato por omisión, es decir, por no cumplir con las funciones que tienen por ley.

La plenaria terminó votando con la presencia, por primera vez desde que arrancaron las sesiones para este caso, de 140 representantes y ganó la decisión de acusar a Pretelt por 96 votos contra 45, estos últimos en su mayoría representantes del Centro Democrático.

Así, según la acusación del congresista del Polo en contra de De la Espriella, la actuación del abogado durante ese proceso no fue más que una “estrategia dilatoria con el fin de entorpecer el normal desarrollo de la función judicial del Congreso, conducta que se enmarca dentro de las faltas contra la ética profesional”.

Ahora bien, el mismo doctor De la Espriella ha dicho en el pasado que para él “la ética no tiene nada que ver con el derecho”. (Ver Abogado se refirió a la grabación en la que Víctor Pacheco habla del supuesto soborno a Pretelt ).

Y frente a la denuncia en su contra, el doctor De la Espriella, de manera muy elegante, respondió: “el viejito gagá de @GNavasTalero, presenta queja disciplinaria por hacer mi trabajo. Adelante abuelo, la pelea es lo mío.(A.De La Espriella)”. (Ver Twitter de DeLaEspriellaLawyers).

Y sin duda es lo suyo puesto que es muy exitoso en esas peleas, ya que el magistrado Sergio Eduardo Estarita Jiménez, de la Sala Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura de Bogotá, determinó finalizar de manera anticipada el proceso en su contra.

De manera muy eficaz, y la vez extraña, en 16 días laborales el magistrado Estarita, a quien se le repartió la queja en contra de De la Espriella, la estudió, practicó pruebas y escribió su decisión archivando el proceso. Algo que se demora más de seis meses en promedio.

Pero en su afán, se le pasó un detallito al magistrado: notificar al autor de la denuncia del archivo de la queja, por lo cual se venció el plazo de tres días hábiles para que el representante Navas pudiera apelar. Una joya jurídica el doctor Estarita.

@yohirakerman

akermancolumnista@gmail.com

 

 

 

 

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