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Fado en Bogotá

Manuel Drezner
15 de junio de 2016 - 04:41 a. m.

Dentro de la música portuguesa, el fado ocupa un lugar especial, ya que es una forma de mostrar momentos problemáticos de la vida por medio de la canción. Por eso los temas más usuales dentro del fado son los que se derivan de la llamada saudade, con su tristeza, sus recuerdos y sobre todo los incidentes no siempre felices de una persona, los malos momentos de cada vida. Frustración y resignación al destino son parte integral del fado tradicional y, como me consta, después de haber asistido a una sesión de fado en Lisboa hace tiempo, ese género lo deja a uno con una extraña catarsis muchas veces pesimista.

Pero como lo anterior es reflejo del diario vivir, no es de extrañar que el fado tenga mucha popularidad, la cual se está extendiendo a otros países desde las presentaciones pioneras de Amalia Rodríguez y otros grandes intérpretes. Atendiendo a esa divulgación, el Teatro Santo Domingo está presentando festivales de fado con algunos de sus principales exponentes contemporáneos, y el más reciente terminó con un concierto de una célebre fadista de nuestros días, María do Carmo de Carvalho Rebelo de Andrade, conocida en el mundo del espectáculo como Carminho. Ella es segunda de una generación de intérpretes de fado, ya que su madre fue otro nombre ilustre dentro del género, Teresa Siqueira, y presenta una imagen novedosa de esa música, ya que con toda confianza no sólo usa los temas tradicionales de ella, sino que también incorpora momentos más pesimistas e incluso más poéticos, como se vio en su versión de una canción con letra del ilustre poeta Pessoa.

Ella canta con toda confianza y se dirige al público entre canción y canción con comentarios alusivos con algo de humor y sobre todo mucho amor, lo cual desencadena el entusiasmo del público que la aplaudió merecidamente. Podría decirse que el fado de Carminho es una concepción más moderna, que atrae al elemento joven y no sólo al público tradicional. No se puede decir que es una resurrección del fado, puesto que este siempre ha estado presente, sino de una revitalización del género. Así se entiende y esa quizá es la razón por la cual la cantante está considerada entre las figuras más destacadas de esa canción popular en nuestros tiempos. Canta con desenvoltura, con una voz clara y con un notable sentido de la interpretación que muestra que la artista se está compenetrando con lo que hace.

Lo más importante de este tipo de festivales, como el de fado que se comenta, es por un lado confirmar lo que Rossini dijo: que no se debe pensar en música clásica y popular sino sólo en buena y mala música, y por el otro lado poner al alcance del público géneros que no siempre son de fácil acceso. En pocas semanas, también en el Santo Domingo, habrá un festival flamenco, complementario de éste, y con él se tendrá una nueva oportunidad de conocer la herencia musical del mundo.

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