Impuestos a la información y al conocimiento

Juan Carlos Gómez
12 de diciembre de 2016 - 02:00 a. m.

La nueva tarifa de 19 % del IVA se cobrará, entre otros, a documentales, software, almacenamiento en la nube y educación.

El derecho a la información y al conocimiento resultará bastante afectado con la reforma tributaria que se nos viene encima. El impuesto sobre las ventas con la nueva tarifa del 19 % se cobrará, entre otros, a películas, música, documentales, software, almacenamiento en la nube, educación y demás prestaciones que en su momento determine la DIAN, cuando se pague con tarjeta de crédito o débito en Colombia.

Vamos a ver qué deciden finalmente los congresistas a las volandas, muchos sin entender bien lo que están aprobando y sin advertir que le causan un daño inmenso al derecho de acceso a internet. Por lo pronto, como está en el proyecto de ley, a partir del 2017 resultará más costoso informarse, estar conectado con el mundo y acceder a bienes y servicios culturales provistos online desde el exterior.

Este tipo de exacciones siempre se tratan de justificar afirmando que afectarán sólo “a los ricos”, como si los tarjetahabientes, por el hecho de serlo, fueran potentados. Ojalá existieran estudios que demuestren que la inmensa pérdida del beneficio social que causa este tipo de tributo se compensa con lo que se logra recaudar. Contradictorias políticas públicas: se encarece el acceso a la economía digital —que es global gracias a internet— y se erige una barrera para disfrutar de la eficiencia, creatividad, innovación y demás ventajas derivadas de vivir en un mundo interconectado en el que la distancia ya no existe. Además, se desestimula la inclusión financiera, pues la utilización de esas tarjetas convierte en blanco fácil de tributación a los ciudadanos.

Como si fuera poco, el impuesto al consumo del 4 % que en telecomunicaciones antes recaía únicamente en la telefonía celular —como si fuera suntuaria— ahora se quiere ampliar también a la telefonía fija, a los datos y a la navegación móvil. Es una paradoja: se masificaron los servicios para luego clavar a los usuarios de una prestación casi esencial para la vida, como es la de estar siempre comunicados.

A propósito: un considerable porcentaje de este impuesto al consumo se destina a la construcción de escenarios deportivos. Esa es parte de la plata que se robaron en Ibagué cuando los Juegos Nacionales.

@jcgomez_j

 

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