Kissinger, el último testigo

Juan Carlos Gómez
16 de enero de 2017 - 02:00 a. m.

En noviembre pasado, a pocos días de la elecciones presidenciales en Estados Unidos, la embajada del Ecuador en Londres le impidió al editor de Wikileaks Julian Assange acceder a internet. Tal vez fue demasiado tarde; el daño estaba hecho. Assange desde su exilio en esa sede diplomática habría colaborado con la inteligencia rusa para meterle mano a esa contienda electoral. Un plan sofisticado en contra de la campaña de Hillary Clinton –también con el empujón del director del FBI– que no se le habría ocurrido al libretista más audaz y que cambió el curso de la historia de Estados Unidos y del mundo.

Para demostrar que no es una exageración afirmar que la elección de Trump echó abajo la estantería de la historia moderna, vale la pena devorar cuanto antes el libro Orden mundial, de Henry Kissinger. Y no es que el autor hubiera previsto esa pesadilla; el libro fue escrito en 2014 y ni siquiera menciona a Trump.

Kissinger, secretario de Estado de Nixon y de Ford, nobel de Paz en 1973 por su intervención en el fin de la guerra de Vietnam, no tuvo ningún escrúpulo en ser ese mismo año el artífice del derrocamiento de Allende. Con el mismo pragmatismo negoció el restablecimiento de las relaciones diplomáticas de China con Estados Unidos y, hasta antes de la presidencia de Obama, tuvo que ver mucho con el diseño de la política exterior de su país, convencido de ser el guardián de la moral democrática del mundo, sombrilla bajo la cual se cometen tantos atropellos.

Nos guste o no Kissinger, Orden mundial es un testimonio formidable del papel que desde hace un siglo y hasta ahora tuvo Estados Unidos en el escenario mundial. Kissinger a sus casi 94 años es el único sobreviviente de los poderosos que durante décadas moldearon el destino del mundo con el arte de la vieja diplomacia, esa misma que llegará a su fin el próximo viernes cuando Trump asuma la presidencia.

La lamentable irrupción de Trump a la historia, ya es inevitable. Debe servir como advertencia: las masas se manipulan con los mismos métodos con que se enganchan a un reality y a las redes sociales.

@jcgomez_j

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