Publicidad

La decadencia del club grande

Jorge Tovar
22 de diciembre de 2015 - 04:22 a. m.

El F.C. Pro Vercelli, representante de un pequeño pueblo de 60.000 habitantes ubicado en el Piamonte italiano –equidistante entre Milán y Turín–, navega hoy en mitad de la tabla de la Serie B. Allí aún recuerdan que hasta 1935 Pro Vercelli fue un fijo de la Serie A llegando a ganar 7 títulos nacionales entre 1908 y 1922.

El Vercelli fue uno de los primeros equipos en desarrollar el concepto de cantera siendo su jugador más reconocido Silvio Piola, campeón del mundo con Italia en 1938, en cuya final marcó 2 de los 4 goles italianos.

La decadencia del equipo comenzó en los años 20 cuando los equipos de Turín, Milán y Roma tenían ya la fuerza económica para reclutar a los jóvenes prospectos. Al fichar la Lazio a Piola por una cifra récord en 1935, el equipo descendió para no volver nunca a la élite del Calcio. El declive tocó fondo en el siglo XXI cuando el equipo desapareció. El que hoy juega la Serie B es apenas el heredero de un histórico del fútbol italiano.

El caso del Pro Vercelli demostró que ningún equipo puede, en el largo plazo, escapar a las realidades del mercado. Aun siendo una institución modélica, con hinchas leales, el descenso a categorías menores no era más que cuestión de tiempo.

El tamaño del mercado lo dictó durante años el tamaño de la ciudad. De ahí que los grandes equipos italianos se afianzaran en Milán, Turín y Roma. El proceso fue similar en el resto del mundo, fuese España, Inglaterra, Argentina, Uruguay o Colombia.

El mundo evoluciona, y hoy el mercado local ya no es exclusivo del equipo local. Se pasó de equipos que apenas interesaban más allá del barrio, a gigantes que buscan copar el mercado global. Así, Manchester United, Real Madrid, Barcelona o Bayern Múnich cuidan tanto a sus seguidores en Asia como a los que van al estadio.

En Colombia, las tres aficiones más grandes fueron por décadas las de América, Nacional y Millonarios, en el orden que se prefiera. El equipo de Cali se hundió en la B, donde sigue pagando por los pecados que lo llevaron a la gloria. Nacional montó una estructura empresarial que lo hace quizás el equipo más saludable del torneo colombiano. Millonarios, siempre mayoritario en Bogotá, paga la sequía de títulos y los triunfos de Santa Fe: el azul ya no predomina en los niños de Bogotá.

Mientras Nacional y Santa Fe saludan hoy desde Medellín o Bogotá y mañana desde cualquier lugar del mundo, Millonarios y América año tras año arman un combinado nuevo, con escasa cohesión, pero que prometen luchará “por ser campeón”. La historia, que lo pregunten en Vercelli, no gana. Sin una estructura adecuada, aún con el mercado al alcance de la mano, la eventual victoria no será más que pasajera.

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar