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La ignorancia es atrevida y peligrosa

Don Popo
25 de noviembre de 2015 - 02:00 a. m.

¿Cómo calificaríamos el reportaje de Juan Diego Alvira en Noticias Caracol titulado “Graffiti, arte o vandalismo”?

Irresponsable. Falto de ética periodística, de objetividad, inductor emocional, manipulador de datos, sesgo de las fuentes y lleno de falacias. ¡Muy Peligroso!

Ignorante. No todo el que pinta muros con aerosol es un graffitero. “No todo Árabe en un avión hacia EE. UU. es un terrorista”. La mayoría de las imágenes del reportaje son de las barras futboleras, y estos no se auto reconocen como graffiteros. Y dentro del graffiti hay diferencias de prácticas, técnicas y personalidades, no se puede homogeneizar.

Mostrar la molestia efervescente de los dueños de las fachadas marcadas con pintura, pero no mostrar al dueño de la casa que sí autorizó el primer graffiti del reportaje, que después fue editado, es fácil y y relativo al contrastarlo con las fachadas de las escuelas en los municipios marcadas con balas de fusil.

El graffiti, más allá de libertad de expresión, es expresión de libertad. El muro de Berlín, patrimonio histórico de la humanidad, que conmemora el fin de la división, la represión y la guerra, hoy se conserva como una galería de graffiti, símbolo de libertad y unión.

El Tag y las manifestaciones de los jóvenes en los muros son el grito, anhelado, de libertad, identidad y justicia, los cuales son derechos humanos fundamentales, primarios. Y que mejor que expresen su “rebelión” (lo cual también es un derecho) e inconformismo con pintura, ¡y no como los jóvenes parisinos que quieren ser yihadistas!

¿Quién puede determinar lo que es el “arte”, si la academia y la industria aún no han podido? Éste es transdisciplinar y multidisciplinar, se reconstruye, recrea y transforma con la evolución de las dinámicas sociales, culturales, políticas, económicas y medioambientales; con la reconfiguración genética, de valores, ética y estética en los seres humanos, sus territorialidades, globalizadas y polidimensionadas por la fuerza coercitiva de las comunicaciones virtuales; con creatividad, imaginación e innovación. ¡Y el reportaje no entrevista ningun curador de arte!

Peligroso. Catalogar el graffiti como vandalismo en Colombia. Es cierto que es una de sus definiciones en países desarrollados; pero decir vandalismo igual a delincuente, y este a criminal, en este país, donde el Ministerio de Defensa bombardea las bandas criminales, puede tener graves consecuencias…

Este reportaje está retrocediendo los avances en seguridad, convivencia y tolerancia de la ciudades; está estigmatizando, criminalizando a priori a los jóvenes y propiciando viejas reacciones de la Policía —asesinarlos, como a Andrés Felipe—. Y con esto, la palabra de Palomino en 2013, que la Policía está cambiando, y su rol es acompañar a los graffiteros, como con Justin Bieber, puede quedar en tela de juicio, como su sexualidad…

¿O será que este reportaje tiene el propósito de allanar el terreno para que Daniel Mejía, secretario de seguridad de Peñalosa en esta nueva administración, pueda presentar los arrestos a los pintadores como grandes resultados en seguridad?

Invito al Sr. Alvira a que reporte cómo el graffiti es una herramienta para hacer pedagogía de paz en el país; los artistas dan talleres psicosociales y pintan muros, promoviendo los derechos de la niñez, resolución de conflictos, perdón, reconciliación y resiliencia; en Arauca, Cúcuta, Bojayá, etc…

Que en Bogotá, Cali y Medellín el graffiti es una fuente de empleabilidad, productividad y promoción de estas ciudades en el exterior; algunos artistas ganan hasta $500.000 pesos al día por dar tours de graffiti; y otros ya venden sus obras en el exterior por $300 millones de pesos.

En fin, si le preguntara al Chavo por este reportaje, diría: “jijiji… ¡Qué bruto, profesor, póngale cero!”.

 

 

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