La lucidez les duele

Beatriz Vanegas Athías
03 de enero de 2017 - 02:00 a. m.

Nada nuevo tiene este que nos empeñamos en nombrar como nuevo año, por eso debemos seguir resistiendo. Hay que reír a mares a pesar de lo putrefacto que se encuentren nuestras aguas.

Abraza, llora, ayuda, ríete con el amigo homosexual y la amiga lesbiana tanto como con el trans, bi o hetero que te da la mano cada día. Refúgiate en tu familia, pero no olvides que afuera está la tenaza derechosa y neoliberal que amenaza con ahogar a tus paisanos con un salario de lástima hasta llevarlos a prostituir sus sueños. Sí, es este un país de sueños aplazados y fulminados, pero sueña, estírate cada día y pon tu equipo de sonido a todo volumen, así tu nevera sea una fuente de luz y agua.

Ten siempre un libro al pie de tu cama o debajo de ella y si tienes la fortuna de poseer mesa de noche, tenlo pues, sobre ella. Recuerda que no sólo de La Biblia vive el hombre. También puedes orar con desespero gracias a Wislawa, García Márquez, Virginia Woolf, Rosario Castellanos, Sor Juan Inés de la Cruz, María Mercedes Carranza, Thomas Mann, Pedro Salinas, Miguel Torga, María Elena Walsh, Gloria Fuertes, Quevedo o Ángel González.

No te angusties, mejor reúnete con tus amigos y cierra puertas y ventanas y planea a ritmo de canciones y poesía a quién votar. Mantente pendiente de reconocer la mirada del servil, toléralo, pero no permitas que su estupidez robe tus ideales. Sí, defiende tus ideales. Habitas un país envejecido por la necesidad de tener, tener y tener. Por ello urge defender las ideas brillantes que se te ocurran o que se le ocurran al otro: ésas son las que construyen el presente, porque el Congreso de tu país vive anclado en el pasado y te engaña con un irreal futuro. Defiende tu presente que es lo único tangible. Y riega cada mañana la matica donde crece la flor de la esperanza.

Cuando el temporal arrecie: ve a cine, búrlate de la derecha, dile a tu hija que la amas, sal a la calle a gritar (y deja de dar tanto like) porque tú los eliges, luego tú los desbancas. Ten una buena provisión de cerveza, whisky, vino y conversación adobada de chistes y recuerdos y brinda, brinda por la bondad, por la honestidad, por la calidez. Pero sé bueno con Vega el celador de tu conjunto; honesto allí en la trinchera desde donde ayudas a que este país no se venga abajo; cálido con el traidor (pero no pendejo) que también tiene sus razones.

Insiste, persiste, persevera, reitera, repite, machaca, porfía, empecínate, empéñate, obstínate, importuna, cada segundo, cada minuto, cada día y cada noche. Es la lucidez, es la alegría, es el amor, es la solidaridad lo que nos sostiene. Apertréchate de palabras con argumentos, lee con pasión y festeja el dolor porque ellos son expertos en fundarlo, tienen las armas tangibles e intangibles para hacerlo. Ellos saben cómo desesperarte: no confíes en la amiga o amigo que se dice artista, pero duerme con el senador y cambia versos, canciones, cuentos y novelas por ser un “ciudadano del mundo”.

No hay tal año nuevo, es sólo una distracción: hay que abrazar, escribir y leer todos los días porque Certidumbre no existe. Y no olvides que la poesía y el arte nos vuelve como Prometeo que robó el fuego, metáfora eterna de la lucidez, y ésa, la también llamada clarividencia, les duele, a esos degradados de la derecha en particular, y de la política en general, les duele como quien tiene un grano donde ya sabemos.

 

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