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Las flaquezas del Partido Liberal

Arturo Charria
20 de octubre de 2016 - 02:00 a. m.

El Partido Liberal, como un acto de responsabilidad y coherencia ideológica, debería expulsar a la senadora Viviane Morales del partido.

Su uso indebido de la religión con fines electorales es grotesco y  desconoce uno de los pilares sobre los que se sostiene el pensamiento político liberal: la separación Iglesia-Estado.

La expulsión debería darse por dos motivos: el momento político y la coherencia ideológica. Al Partido Liberal le dieron la responsabilidad de liderar el proceso de paz y la campaña del Sí. Por un lado, Humberto de la Calle ejerció un liderazgo efectivo durante los cuatro años que duró la fase pública de la mesa de conversaciones de La Habana. Por otro lado, el expresidente Gaviria, lideró la campaña del Sí y tenía como reto articular el mensaje del gobierno de cara a las elecciones del 2 de octubre. Tras la pérdida del plebiscito, De la Calle asumió su responsabilidad y al día siguiente presentó su renuncia como jefe del equipo negociador; César Gaviria ha sido más tímido en sus declaraciones.

Los liberales, después de estar fuera de Gobierno durante la administración de Uribe pasaron a liderar la política central del presidente Santos. Por eso resulta padadójico que haya sido dentro del propio Partido Liberal en donde se gestó uno de los elementos centrales que ocasionó la pérdida del plebiscito. Este autosabotaje fue liderado por la senadora Viviane Morales, quien se convirtió en la vocera de las iglesias cristianas contra el Gobierno en el debate sobre las “cartillas”. Morales, en uno de los momentos más críticos de la campaña priorizó sus intereses electorales y aprovechó la coyuntura para reclamar el triunfo de las marchas que se dieron en el país contra la llamada “ideología de género”.

Pero quizá el conflicto más grave de la senadora Morales (más allá de las mentiras expuestas en su debate en el congreso) está en la incoherencia de decirse liberal y de usar la biblia como la fuente de sus argumentos. Con sus intervenciones la senadora mostró una total indiferencia con el significado de la palabra liberal y los principios de dicho pensamiento político.

Sin embargo, el problema no es de la senadora, sino del Partido que le dio el aval y que no la expulsa al ridiculizar sus directrices y sus principios. Pero esto no es nuevo, los partidos en Colombia se han limitado a convertirse en fábricas de avales sin importar las trayectorias y la coherencia de sus miembros. Tampoco es la primera vez que estas contradicciones se dan al interior de la bancada liberal; basta con recordar que Rafael Núñez, Turbay Ayala, Alberto Santofimio y Álvaro Uribe también fueron fervorosos líderes del “trapo rojo”.

Todos estos personajes tienen algo en común con Viviane Morales: ninguno es liberal. Niegan con sus acciones los principios que Rafael Uribe Uribe recordara en 1912 tras la crisis del partido por la derrota de la Guerra de los Mil Días: “liberal denota toda tendencia a favorecer la libertad, limitando la autoridad, especialmente en sus formas arbitrarias; es la amplitud en los derechos de los gobernados. Nosotros para nada nos metemos a averiguar –con el fin de hacerlo objeto de negociaciones– si la autoridad humana se deriva directa o indirectamente de la divina. Nuestro liberalismo no se desborda sobre el dominio de lo religioso”

No creo que sea necesario recomendar que la Senadora Morales lea al General Uribe Uribe, mucho menos que revise la obra fundacional del pensamiento político liberal: “Sobre la libertad” de Jhon Stuart Mill. Pero si deberían consultar dichos textos los jefes del Partido Liberal, quienes tienen el deber de llamar a la coherencia ideológica de sus miembros. Así podrán guardar un poco de dignidad expulsando a Morales del partido, antes de que ella lo abandone para buscar mejores vientos bajo el ala de Germán Vargas Lleras.

 

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