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Los jóvenes de la guerra también merecen la paz

Ana Milena Muñoz de Gaviria
08 de septiembre de 2016 - 02:21 a. m.

Estaba en un restaurante hace unos días, le pregunté al camarero qué pensaba y cómo iba a votar por el plebiscito y me respondió: voy a votar No, porque a los guerrilleros les van a pagar un salario y no es justo.

Al principio, reaccioné internamente con desesperación y me dije aquí no hay nada que hacer, pero después reflexioné y traté de dialogar.

Y es que la paz tiene un costo, como lo tiene la guerra; los soldados hay que pagarlos en la guerra y, cuando ésta se acabe y se retiren, habrá que pagarles. La paz tiene un costo pero es mucho menor y, como han dicho, es mucho menos de la mitad que el costo de la guerra. Y sí, hay que pagar para que estos jóvenes se reintegren a la sociedad. Este no es un programa nuevo; el programa de desmovilización y reincorporación a la vida civil fue establecido en el gobierno del presidente Uribe y más de 60.000 jóvenes se han reintegrado; esta será la continuación de un buen programa. Hoy el programa lo lidera la Agencia Colombiana para la Reintegración.

Igualmente, la sociedad tiene una responsabilidad al no poder ofrecer un empleo digno a estos jóvenes que en algún momento de sus vidas tuvieron que escoger entre el Ejército, la guerrilla, los paramilitares, el narcotráfico o la delincuencia y solo unos pocos con suerte tenían empleo o eran emprendedores. Pero, por ejemplo, hermanos estaban en distintos frentes y otros eran llevados a la fuerza. Eran pocos los que se iban convencidos de una ideología o defendían unos principios. Pero en el fondo todos eran iguales y se iban para ganarse un salario, les daba lo mismo a qué frente. Hoy estos jóvenes de la guerra merecen una oportunidad en la paz.

Y hoy, si el precio de la paz es éste, paguémosles a los 15.000 jóvenes de la guerrilla de las Farc pero igualmente hagámoslo con los que salen del Ejército y han prestado un servicio militar.

El problema de los acuerdos es que todavía hay desconocimiento, y en todos los niveles sociales pues de igual manera un empresario me dijo lo mismo que el mesero: cómo vamos a pagarles un salario a los guerrilleros. La gente no conoce ni reflexiona sobre las bondades de la paz y no saben que la opción del No es la guerra, es el limbo, es volver al caos.

La paz será compleja y habrá que trabajar con esos jóvenes dándoles una opción de vida digna, no solo con ese salario sino con programas de emprendimiento. Ahora la pregunta es ¿yo qué puedo hacer por la paz? Además de informarse y luego votar. Yo lo haré por el Sí por estos jóvenes y por la paz.

 

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