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Los retos del 2016

César Ferrari
30 de diciembre de 2015 - 08:10 p. m.

El avance de las negociaciones de paz entre el gobierno del Presidente Santos y las FARC es el proceso político más importante del 2015 por las enormes y positivas consecuencias que su éxito tendrá sobre la sociedad y la economía colombianas.

 La firma del acuerdo se daría en marzo 2016 y contará con la favorabilidad de la mayoría de los colombianos y un enorme apoyo internacional. Enfrentará la oposición de quienes, aduciendo inconvenientes legales y políticos por razones personales o ideológicas, preferirían acabar con los adversarios antes que negociar con ellos.

No obstante, el posconflicto armado será complicado si la desmovilización de varios miles de insurgentes y, más adelante, de las fuerzas armadas no se resuelve satisfactoria y sostenidamente. La de las segundas será, sin duda, progresiva pero, tarde o temprano, los involucrados deberán asumir alguna nueva actividad.

Gran parte de ellos son de origen campesino. De tal modo, muchos volverán al mundo rural. Otros se ubicarán en las áreas urbanas constituyendo pequeñas empresas o microempresas en los servicios o manufacturas.

No es solo cuestión de capacitarlos y proporcionarles capital inicial. Si sus nuevas actividades no producen sostenidamente un ingreso decoroso, no los retendrán y volverían fácilmente a las armas y organizarían bandas criminales; “bacrim” en Colombia, “maras” en Centroamérica.

Así, el gran reto del 2016 y siguientes será garantizarles esos ingresos adecuados y, más aún, reducir la pobreza y la inequidad en la distribución del ingreso que afectan a muchos colombianos. Ambas han alimentado o sido la excusa para un conflicto armado tan prolongado.

Para ello y porque los colombianos merecen un ingreso mucho más elevado, la economía debe crecer acelerada, sostenida y en forma inclusiva en los sectores agropecuario, manufacturero, agroindustrial y turístico, que son los que ocupan directa e indirectamente mano de obra abundante. Mucho más que cuando los sectores líderes eran los primarios, ahora con precios internacionales deprimidos. Así, más que superará el actual desempleo y subempleo que afecta a un número significativo de colombianos y reducirá la inequidad que conspira contra la armonía social que reduce las incertidumbres de la inversión.

En otras palabras, el gran reto para las autoridades será garantizar la competitividad y rentabilidad de dichos sectores, y facilitar la inversión privada que haga posible su expansión. Para ello la política monetaria debe mantener la tasa cambiaria estable y elevada, como la actual; la política fiscal aumentar los impuestos a las personas naturales sobre sus ingresos de capital, reducir los de las empresas, y aumentar la inversión fiscal en la infraestructura que el país requiere; y la política regulatoria reducir la tasa de interés a niveles internacionales. Ojalá… ¡para que el 2016 sea efectivamente próspero!

* Profesor Titular, Pontificia Universidad Javeriana, Departamento de Economía

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