Publicidad

Muerto el tigre y asustados con su cuero

Cecilia Orozco Tascón
03 de mayo de 2016 - 08:26 p. m.

Exageradas, histéricas y discriminadoras fueron las intervenciones de los participantes del programa Hora 20, la noche en que se debatía la demanda que interpuso el exfiscal Montealegre para cuestionar el rango jurídico de los acuerdos de paz, de un lado; y, del otro, la admisión de la demanda por parte de la Corte Constitucional, junto con su invitación a los negociadores de las Farc para que expusieran sus argumentos ante esa corporación.

¿Cecilia Orozco Tascón

Pese a los esfuerzos que hizo Diana Calderón, quien conduce con mesura ese espacio, sus huéspedes no aportaron claridad ni sensatez a la polémica. Aunque pose de conocedor de todos los campos, incluyendo el muy especializado del derecho constitucional, no es raro que el senador Roy Barreras meta la pata. Nadie como él para darle la razón al refrán que sostiene que quien mucho habla, mucho yerra. Pues bien, Barreras descalificó a la Corte acudiendo, incluso, a latinajos que debió memorizar por la mañana de aquel día. ¡Qué oso!

Héctor Riveros —en otros tiempos, ponderado analista— sorprendió con alusiones personales contra el demandante que, mire usted la contradicción, son inconstitucionales porque violan derechos fundamentales. A la igualdad y a la dignidad, por ejemplo. Para descalificar a la persona que interpuso la acción, con independencia de quien fuera esta, la sesuda argumentación de Riveros fue la de que “ese señor es un desempleado y no es nadie” para que la Corte le ponga atención. Olvida que ese alto tribunal existe para defender, precisamente, a quienes “no son nadie”. Remató el panelista con un ataque al magistrado ponente Jorge Iván Palacio por haber decidido, “solo”, admitir una discusión que no merecería la pena. Lo que no es extraño en Barreras resulta exótico en Riveros porque este es abogado y debe conocer cómo funciona la Corte, el recorrido interno de las demandas y el significado limitado que tiene su admisión que no es otro que ese: el comienzo de un examen, del que, por supuesto, no se sabe cómo concluirá ni a favor de quién o de qué se fallará. Pero Barreras y Riveros dieron su dictamen sancionatorio en media hora y hasta aseguraron que la Corte es incompetente. ¡Qué sabiduría!

Justo es decir que los dos comentaristas no fueron los únicos energúmenos. Las críticas fueron generalizadas y, la mayoría, desinformadas. Si por algo se destaca el magistrado Palacio, por cierto bastante conservador en sus fallos, es por el juicio y cuidado que pone a los temas de su despacho. No es una locura subversiva suya la de “comunicar inmediatamente la iniciación del proceso” al presidente Santos, al presidente del Congreso y a tres de sus ministros “para que expresen su posición”; tampoco lo es “correr traslado del expediente al procurador”. Ni, “cumplido lo anterior, fijar en lista el asunto de la referencia con el fin de permitir a la ciudadanía” intervenir, e invitar a 40 entidades o personas que tienen interés directo en el asunto, entre estos, quienes negocian en La Habana. Sin tener —lastimosamente— diploma de abogada, me resulta fácil entender que una de las primeras acciones de un juez consiste en citar a las partes de un conflicto jurídico para ser escuchadas, lo que no implica aceptar sus argumentos. La lectura racional de un problema no puede estar filtrada por sentimientos de miedo, odio o venganza .porque, bajo su dominio, suelen verse fantasmas en vez de realidades ¿Por qué sería tan ofensivo que hablara Timochenko en la Corte o, en su lugar, el abogado Santiago, de las Farc, si el Estado lleva tres años sentado con ellas y los medios publicamos imágenes y declaraciones del jefe guerrillero cada rato? Si la guerrilla se presenta a exponer sus tesis en la Corte, ¿no estaría sometiéndose al Estado de derecho y eso no es lo que queremos? Solo faltaría que después de muerto el tigre, nos asustemos con su cuero. Y, a todas estas: Acore, Asociación Colombiana de Oficiales en retiro de las Fuerzas Militares, también fue citada. Varios de sus protegidos están condenados por crímenes gravísimos. Y, por ese motivo, ¿Vamos a vetarla?

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar