Otra justicia, no más sapos

Juan Carlos Gómez
05 de octubre de 2015 - 01:55 a. m.

¿Qué va a suceder con la justicia común y corriente, la de todos los días, cuando por fin se firme la paz? Puede ser que su credibilidad quede aún más golpeada y seguramente es inevitable.

El sistema integral de verdad, justicia, reparación y no repetición del que depende el éxito del proceso de paz implica aceptar que los mecanismos de justicia existentes en Colombia no funcionan o, al menos, que resultan inaplicables, pues, no los acepta la insurgencia y, precisamente, esa es la razón de ser de la jurisdicción especial para la paz. Incluso en el acuerdo que se firmó en La Habana el pasado 23 de septiembre se prevé que las salas de justicia y el tribunal para la paz contarán con una participación minoritaria de magistrados extranjeros.

El Gobierno, con razón, les pide a todos los estamentos sociales apoyar el proceso de paz, pues ya no hay otra salida frente a las Farc. Pero —ojalá con el mismo ahínco— habrá que dedicarse también desde ya a recuperar la institucionalidad de la justicia y aplicar todos los instrumentos que hagan posible que ésta por fin funcione bien y a tiempo. De otra manera no será posible la convivencia entre los colombianos en el largo plazo.

Ya es evidente que no es un tema de presupuesto o de sucesivas reformas legales; simple y llanamente estamos en un círculo vicioso: nuestra justicia funciona mal porque muy pocos crean en ella.

En estos últimos años las cortes, el Consejo de Estado, el Consejo Superior de la Judicatura, la Contraloría, la Fiscalía, la Procuraduría —por diversas razones, con diferencias de grado y en múltiples episodios— han contribuido como nunca al desplome de la confianza, el respeto y el acatamiento de los que depende la realización de la justicia en una sociedad civilizada.

Uno entiende que, en un proceso de negociación tan complejo y con un enemigo tan primario, los negociadores del Gobierno tuvieran que ser tan pragmáticos y atemperar ciertos valores de la justicia que hasta entonces creíamos indeclinables. Para que nunca más vuelva a suceder, hay que ponerle tanto o más empeño y creatividad a la inaplazable tarea de salvar la justicia.

@jcgomez_j

 

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