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Paz es de-securitizar

Luis Peña
22 de septiembre de 2016 - 04:20 a. m.

¿Un espacio de paz es al mismo tiempo un espacio de seguridad? O ¿Qué tipo de seguridad convierte a un lugar en un espacio de paz? ¿Qué tan coherente es la implementación de los modelos de desarrollo tradicionales con la construcción de seguridad y paz?

Sergio Jaramillo ha sostenido que la construcción territorial de la paz implica crear un nuevo esquema de seguridad y defensa en las regiones. En su perspectiva, eso supone reformas a la policía y al ejercito, al mismo tiempo que hacer operativo el sistema judicial para desarticular  economías criminales en las zonas donde se lleven a cabo los proyectos de paz. En cierto modo, se trata de darle seguridad a los proyectos de desarrollo.

Todavía no está clara el enfoque de seguridad y cuales serán las zonas del posconflicto (125 municipios dice la ONU, todo el pais dice Rafael Pardo), pero en el marco de la construcción de paz es momento de promover la seguridad integral y paz sostenible dejando de convertir todos los problemas sociales en una cuestión de seguridad y defensa. En efecto, porque cuando un tema se vuelve un problema de seguridad entra en la categoría de tema urgente y eso supone la supresión de los controles políticos y sociales que puedan limitar las medidas económicas, militaristas y represivas que se adopten para enfrentar dicho problema.

Securizar, o sea, convertir un tema en un problema de seguridad implica tratarlo por fuera de un marco que garantice el goce de los derechos o interpretar dichas demandas como trabas a la seguridad. También implica frecuentemente gobernar a través del miedo, de la manipulación constante de las amenazas y de la división de la sociedad entre amigos y enemigos del orden social. Securización, en últimas, es un cerramiento del mundo político porque los problemas no se entienden como retos social, económica, cultural y territorialmente complejos. Ese cerramiento político también es una anulación flagrante del derecho de los ciudadanos a participar y conducir la construcción de la ciudad, del campo, de las regiones.

El que tiene un martillo todo le parece un clavo. Por eso los problemas sociales se han convertido históricamente en una cuestión de seguridad, manejado por las fuerzas armadas y la policía. Sus herramientas no son diversas y no se puede pedir que sea de otra forma. No obstante, en la perspectiva de construir seguridad integral en medio del proceso de paz se presenta la oportunidad histórica y geopolítica para dejar de tratar los retos de la seguridad con las soluciones de siempre. Ya conocemos el resultado: la subordinación de los derechos sociales, culturales y medioambientales de las comunidades al orden publico o a un proyecto económico definido por otros. La clave es diversificar las estrategias y los actores y, sobre todo, reconocer las innovaciones políticas de las comunidades urbanas y rurales para promover las diversas dimensiones de la seguridad lejos del autoritarismo, las soluciones rápidas y la apatia moral.

 

PhD en Geografia social
Email: lberneth@gmail.com

 

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