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¿Periodistas son espías?

Beatriz Miranda
21 de octubre de 2015 - 03:23 a. m.

Hace cuatro meses, el Pentágono publicó el nuevo manual de derecho de guerra, mediante el cual corresponsales de guerra podrían ser tratados como “beligerantes sin privilegios”.

Este nuevo instrumento “concede a los comandantes militares estadounidenses en todos los servicios el pretendido derecho, por lo menos, de detener a los periodistas sin acusación y sin ninguna necesidad aparente de presentar pruebas o llevar a un sospechoso a un juicio”.

El manual, elaborado en el gobierno de Barack Obama, reabre el debate sobre las denuncios realizadas por el Committee to Protect Journalists (CPJ), el cual ha registrado un índice récord de muertes y encarcelamientos de periodistas. Según este comité, 70 periodistas fueron asesinados el año pasado.

En cierto sentido, este manual concede a las fuerzas militares de EE.UU. “licencia” para atacar a los periodistas. El documento de más de mil páginas omite el derecho de libre expresión, consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Su objetivo es establecer un trato estándar para los corresponsales de guerra.

El concepto “beligerantes sin privilegio” puede significar tener menos derechos que los prisioneros de guerra, lo que abriría camino para que fueran castigados como espías o terroristas. Además podrían ser objetos de leyes nacionales y sus penas oscilarían entre “disparos, explosiones, cuchilladas, cortes y hasta la pena de muerte”.

Es importante recordar que el Tercer Convenio de Ginebra establece amplia protección para prisioneros de guerra, aclara sus derechos y detalla normas sobre su trato y eventual liberación. Pareciera que EE.UU. se apropia del derecho de señalar periodistas como blancos y de negarles los derechos garantizados a los prisioneros de guerra por las Convenciones de Ginebra.

De esa forma, podrían ser detenidos de manera indefinida, sin garantías, como es el caso de los prisioneros de Guantánamo, encarcelados desde 2002, casi todos sin juicio, bajo una interpretación controvertida de EE.UU. acerca de la guerra, en este caso guerra preventiva, puesta en marcha contra el terrorismo después del 11 de septiembre.

Los antecedentes remiten a la guerra de Kosovo, cuando ataques militares fueron dirigidos a la televisión Serbia en 1993, y a acciones militares del ejército estadounidense contra la cadena Al Jazeera en Bagdad y en Kabul.

Irak, Líbano, Somalia y México han reafirmado la vulnerabilidad de los periodistas que trabajan en zonas de conflicto. “Los periodistas que trabajan en zonas de guerra no suelen morir a causa de balas perdidas. En realidad, la mayoría de las veces se trata de asesinatos”.

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