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¿Qué es un diagnóstico social?

Uriel Ortiz Soto
24 de agosto de 2016 - 02:50 a. m.

El país está atiborrado de elefantes blancos, puesto que sus gobernantes, antes de tomar una decisión para poner fin a una problemática social, lo hacen, sin haber hecho los estudios correspondientes a un diagnóstico social, que permita promover alternativas o planes de contingencia, para proteger o subsidiar a las personas que resulten afectadas con la medida.

Toda problemática, por pequeña, mediana o grande que sea, para lograr una solución efectiva, debe ser sujeto de evaluación que indudablemente concluya en un diagnóstico social, esto con el fin de no maltratar al ciudadano, que muchas veces es víctima injustificada de las medidas que se toman, como en el caso de la recuperación del espacio público y del Bronx, entre otros.

Cuando el gobernante inicia la obra sin este diagnóstico, ante las reiteradas protestas de los ciudadanos y las demandas que se dejan venir, procede a suspenderla, causando enormes detrimentos patrimoniales a las Gobernaciones o Alcaldías según el caso. Considero que sobre este particular las comunidades deberían ser más puntuales y exigir sobre cuáles son las alternativas que se les deben presentar para solucionarles el problema en forma efectiva, concertada y pacífica.

Nos permitimos en esta oportunidad mencionar dos casos, que actualmente preocupan al común de los ciudadanos y desde luego a las autoridades de las principales ciudades:

1º- Recuperación del Espacio Público: es un mal tan endémico en la capital de la República y las principales ciudades del país, que prácticamente nació con las comunidades mismas. Cientos de familias han venido ocupando el espacio público en un mismo sitio durante varias décadas, por lo tanto sus hijos lo han heredado, no como un derecho titulado, pero sí como un espacio que, si bien no les pertenece, les ha permitido sobrevivir en forma tranquila y sosegada durante toda su vida. Es apenas justo que se les indemnice, o se les dé una alternativa igual en otro sector.

El diagnóstico social para la recuperación del espacio público está en las localidades; lo que sucede es que se carece de una organización básica que permita a pequeños y medianos empresarios ejercer sus actividades, con una organización lideraba desde las Alcaldías locales; así, continuaremos viviendo el vergonzoso espectáculo de Policía y vendedores ambulantes y estacionarios, jugando al gato y al ratón.

La forma como se ha venido haciendo la recuperación del espacio público considero que no es el procedimiento adecuado, puesto que estas personas, muchas de ellas padres cabeza de familia, vienen derivando su subsistencia desde hace varios años y por lo tanto deben tener derecho a que se les dé una alternativa de vida para continuar vendiendo sus productos en las mismas condiciones, en otros sitios de la ciudad.

Son cientos los casos de vendedores estacionarios que han logrado, merced a este trabajo, sacar sus familias adelante y por ende son de buen comportamiento, cuyo único “delito” es el de la ocupación del espacio público, tolerado por las autoridades desde tiempos inmemoriales; por tal razón, debe existir una solución compartida para poner fin a la problemática de común acuerdo y en forma concertada.

Siempre he creído que la solución para recuperar el espacio público en las principales ciudades está en un programa de carnetización de los vendedores ambulantes y estacionarios; una vez logrado este objetivo, se debe proceder a reubicarlos en los barrios, sector de su residencia.

Si hacemos un estudio de las localidades de Bogotá, encontramos que en todas ellas existen espacios públicos amplios y suficientes para que los pequeños y medianos comerciantes del sector puedan ejercer su derecho al trabajo, sin mayores problemas. También existe buen número de parques que, si bien muchos son deportivos, pueden ser utilizados para eventos comerciales varias veces al mes, y esto les daría a sus habitantes la oprtunidad de ejercer el derecho de pertenencia, consumiendo los productos del sector y contratando los pequeños y medianos empresarios mediante contratos a término fijo o indefinido; es claro que las localidades están llenas de personas expertas en diferentes artes u oficios profesiones, pero lamentablemente no han tenido la oportunidad, ni el apoyo para salir adelante.

En conclusión, la recuperación del espacio público en las principales ciudades del país debe hacerse mediante un diagnóstico social, aplicando alternativas o planes de contingencia. No hacerlo implicaría que las administraciones que no lo hagan se están exponiendo a que sus actos administrativos en tal sentido sean demandados, con indemnizaciones por daños y perjuicios causados por imprevisión, o procesos por violación a derechos fundamentales.

2º- Recuperación del Bronx: desde luego que había que recuperar tan importante sector para la capital de la República. Sin embargo, se han cometido los mismos errores que con la recuperación del espacio público.

Si bien se logró el objetivo de recuperarlo, vemos cómo desde los días posteriores se vienen presentado casi que a diario tomas y reyertas con los habitantes de calle, pero también con los comerciantes del sector que tenían su negocio montado para el expendio de drogas y otras actividades tenebrosamente ilícitas, siendo las más graves: la prostitución con menores de edad, además de otras como el secuestro, la extorsión y la desaparición forzada de personas que eran llevadas allí para asesinarlas, después desmembradas y cocidas con ácidos, con fin de desaparecer todo rastro del delito.

Sin embargo, llevamos más de tres meses de recuperado este sector, y aún los planes de contingencia para los habitantes de la calle o personas de la tercera edad abandonadas no aparecen por ninguna parte, situación que está generando graves traumatismos a las autoridades, puesto que se trata de una población tan vulnerable que lleva años viviendo en medio del delito, sirviendo como mensajeros o campaneros a auténticas bandas criminales.

Considero que la solución para definir la situación con los habitantes de calle debe conllevar a varias etapas: la primera de desintoxicación, la segunda de readaptación y la tercera generándoles un proyecto de vida autosuficiente; en centros de las principales ciudades del país se presentan situaciones tan difíciles, que se están convirtiendo en todo un problema para la convivencia pacífica de los sectores y adyacentes donde habitan.

Desde luego que son seres humanos y hay que tratarlos con consideración y respeto, pero también hay que someterlos con medidas que no impliquen maltrato de ninguna índole, enseñándoles que sean autosuficientes y a convivir en comunidad.

urielos@telmex.net.co

 

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