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Ser libre no basta

Ana Cristina Restrepo Jiménez
01 de julio de 2016 - 07:33 p. m.

Que rueden las cabezas del primer ministro, David Cameron, y del líder laborista, Jeremy Corbyn. Que huya Boris Johnson, el cobarde. En medio del caos, que se agazape el periodismo británico, maestro de la prensa mundial.

Los resultados del referendo de la Gran Bretaña (Brexit) son una prueba irrefutable del papel crucial de la prensa libre en el engranaje de la democracia.

El plebiscito que está pendiente de aprobación en Colombia y el Brexit tienen varios aspectos en común, entre los cuales vale destacar dos: sin ser absolutamente necesarias, ambas consultas resultan de la iniciativa de un mandatario, David Cameron y Juan Manuel Santos. Así mismo, las dos han estado expuestas a la mentira, la imprecisión, la manipulación deliberada: dependen en gran medida de la información responsable y contextualizada de la prensa.

“Yo no tengo Plan B”, repite el presidente Santos…

Un mes atrás, era poco probable que los ciudadanos británicos medianamente informados, con un contexto moderado, hubieran avizorado el resultado del referendo. Considerar un “Plan B” era absurdo. La primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, quien hoy trata de salvar a su país (que votó para permanecer en la UE), parece ser la única con un “Plan B”. Su voz es el eco de las lecciones de la jornada electoral separatista en la cual triunfó la campaña “Better together”.

¿Por qué no basta con que la prensa sea libre?

Tal vez convencidos de que Nigel Farage (líder del United Kingdom Independence Party) y Boris Johnson (conservador, exalcalde de Londres) eran un par de fugitivos del mismo pabellón psiquiátrico de Donald Trump, y confiados en la tradición ciudadana de la sociedad británica, los decanos de la prensa mundial descuidaron una función fundamental del periodismo: la pedagogía.

¿Cómo explicar que la sociedad británica, la misma que parió dos de las mejores universidades del planeta —Oxford y Cambridge—, baluarte de la intelectualidad, haya votado como los “rednecks” del Misisipi profundo? ¿Por qué Inglaterra (excepto Londres) y Gales cedieron al populismo, la nostalgia del Imperio, el pragmatismo cínico… ¡el egoísmo!? ¿A dónde migró la solidaridad de la posguerra?

“Lo logramos sin disparar una sola arma”, clamó Farage: la flema británica convertida en escupitajo sobre la tumba de la parlamentaria laborista Jo Cox, asesinada a bala y cuchillo.

El Brexit constituye una advertencia pre-electoral para los medios norteamericanos y colombianos. La comunicación tiene un principio básico: lo que no se dice, el receptor lo concluye de acuerdo con su marco referencial.

El plebiscito colombiano sería vinculante, el triunfo del “no” implicaría reconsiderar todo lo negociado en La Habana. La manipulación informativa, la mentira y el revisionismo histórico (no académico) son incansables, exigen un periodismo alerta.

Descuidar nuestra responsabilidad moral frente a la construcción de un futuro mejor, desconocer la historia de inequidad que originó el conflicto armado, nos convierte en agentes pasivos de la prolongación de la guerra (y, mientras usted lee estas líneas, hay gente que trabaja con disciplina para que eso suceda). #LaPazQuerida

 

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