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Siete causas estructurales de una intifada en formación

Columnista invitado EE
14 de octubre de 2015 - 05:23 p. m.

Rahaf Hassan de 2 años de edad, Abdelrahman Obeidallah de 11 años de edad, Ahmad Sharaka y Marwan Badrakh de 13 años de edad, se suman a la lista de 27 muertos palestinos asesinados por la ocupación israelí en los desórdenes que han ocurrido en Palestina en lo que va de Octubre.

 En ningún momento se puede hablar que Rahaf, con sus 2 años de edad, sea una terrorista ni que se trató de un acto de “autodefensa israelí”, por el contrario, es un asesinato reprochable tanto por la lógica humana como por el derecho internacional. De la misma manera se puede mencionar el caso del bebé de 18 meses quemado vivo por colonos fundamentalistas judíos hace unas semanas, la niña palestina ejecutada en Hebrón o el adolescente palestino dejado en la calle con un disparo hecho por un colono hasta que murió desangrado. Sin embargo, Israel se esmera por presentar a un bebé o un adolescente asesinados por el ejército ocupante en su tierra bajo ocupación como un terrorista, mientras que aún hace uso de su retórica de “autodefensa”.

Este elemento estructural permite comprender los actuales desórdenes en Palestina. Adicionalmente se pueden identificar otros 5 factores también estructurales.
En primer lugar está la ocupación en sí misma. Desde los Acuerdos de Oslo en 1995, Israel se había comprometido a retirarse gradualmente de Palestina ocupada sin que hasta la fecha haya honrado este compromiso. Al contrario, la ocupación se hace cada vez más profunda, generando de paso un efecto premeditado por Israel, la desesperanza en los palestinos que ven que la opción negociada naufraga en medio del radicalismo israelí, de su gobierno, sus militares y sus colonos. Si el lector va a lo fundamental encontrará que si hay conflicto es porque hay una ocupación. En ese orden de ideas, si la ocupación termina, de paso el conflicto también cesará.

En segundo lugar está la permisividad –que raya en lo impune- con que el gobierno de Israel trata a sus colonos. Ellos mismos han sido una piedra fundamental del plan de ocupación de Tel Aviv y son la punta de lanza de la ocupación. El gran problema es que el fundamentalismo religioso caracteriza en buena medida a estos colonos, de manera que no tienen ningún reparo en quemar vivo a un bebé o en arrasar un cultivo de olivos de una aldea palestina. Así, Tel Aviv ha creado un monstruo fundamentalista que no puede –o no quiere- controlar y es al cual el pueblo palestino se opone.

En tercer lugar está el radicalismo del gobierno israelí que ha cerrado cualquier opción de negociación política y hace llamados para profundizar la ocupación. Este elemento incluye desde la ministra de justicia israelí que llama abiertamente a hacer un genocidio en contra de los palestinos o partidos que llaman a una anexión de Palestina, en contra de toda razón y del derecho internacional.

En cuarto lugar se puede mencionar el famoso “Dilema de Seguridad” –desarrollado por Barry Buzan- como factor decisivo en la sociedad israelí. Esto quiere decir que Tel Aviv se esmera por responder a supuestas amenazas a su seguridad con una agresividad tal, que en lugar de mejorar el ambiente genera una reacción justificada por parte de la población palestina bajo ocupación.

En quinto lugar está el interés de Tel Aviv por incluir lo religioso como un tema de confrontación, simplificando falsamente el trasfondo del conflicto. En ese sentido se enumeran los ataques tanto a iglesias cristianas como a la Mezquita de Al Aqsa. Estos ataques evidentemente tocan no solo creencias populares sino que hace ver el peso de la ocupación y su real significado.

Por último está la actual agenda política israelí. En momentos en que Israel necesita revivir distractores para ocultar sus contradicciones internas, su xenofobia y su aislamiento internacional, tal como se vio en la pasada Cumbre de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Tel Aviv siembra una crisis en Palestina para reencauchar su viejo argumento de “amenaza existencial”.

Estos seis ingredientes permiten explicar tanto la desesperanza palestina como los actuales levantamientos que han dejado casi 30 muertos, miles de heridos y centenares de palestinos secuestrados. Resulta curioso sin embargo, Israel aún administre la fórmula de hacer pasar como autodefensa, abiertos crímenes de guerra. Resta ver si la comunidad internacional continua guardando silencio.

*Asesor político de la Misión Diplomática de Palestina en Colombia.

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