Suficiente ilustración

Antes de que Natalia París informara que fumar marihuana da celulitis, otros avezados observadores se lanzaron al estrellato científico con las mismas dosis de creatividad.

Tras un estudio con ratones, por ejemplo, se dijo que produce un aumento sustancial de formas anormales de espermatozoides.

El tema y sus ocurrencias son viejísimos. En la lucha contra las drogas hace rato que se llegó al escenario de la suficiente ilustración. En la historia que publicó por estos días Harper's Magazine, un ayudante cercano al presidente Nixon afirma que la guerra contras las drogas fue una estrategia para joder a los negros y los hippies, que se oponían a Vietnam. Al criminalizar la heroína y la marihuana, le explicó Ehrlichman al periodista Dan Baum, era posible arrestar a sus líderes, entrar en sus casas, quebrar sus movimientos.

Por supuesto, no hay ninguna novedad en la infidencia. Los sitios para consultar cifras autorizadas sobre la desproporción en el encarcelamiento de la población afrodescendiente y latina en los Estados Unidos ya han hecho la tarea. Si el comentario no es nuevo por allá, mucho menos por acá. También Álvaro Camacho alertó bastante temprano sobre la represión de los consumidores de drogas que por su raza o clase llevaban del bulto de primeros.

Desde la Alianza para el Progreso de Kennedy, en 1961, los gringos condicionaron su ayuda económica a una versión del desarrollo y la modernidad contraria a la práctica ancestral del uso de la coca entre los indígenas bolivianos y peruanos. Antecedentes de Natalia París hay varios en el mundo de la ciencia y las comisiones de investigación.

La honorable comisión de expertos que visitó los países andinos en 1950 dejó planteada una correlación entre pobreza, desnutrición y el mambeo de la coca, de la que se afirmó que impedía, además, la concentración en el trabajo. Una práctica degenerada. El reporte, era de esperarse, fue ratificado por la Organización Mundial de la Salud.