Un tsunami de letras

Aura Lucía Mera
30 de enero de 2017 - 07:58 p. m.

Una ola gigantesca llegó desde el 26 de enero al Corralito de Piedra. Una ola de letras que se metió por todos los vestigios de la ciudad amurallada. En los antiguos claustros, en los salones de los hoteles, en los restaurantes, en las calles empedradas, en las cafeterías, en las universidades, en los barrios más apartados.

Una ola gigantesca de letras que danzaban, componiendo palabras, frases, rimas para contarnos historias dolorosas, esperanzadoras, divertidas, algunas llenas de magia, otras que hacían saltar lágrimas.

Jamás me he perdido un Hay Festival. Diez años acudiendo puntual al ritual de los libros, de la palabra impresa, a escuchar testimonios de autores que han plasmado en páginas de papel sus fantasías, sus recuerdos, sus vidas, abriéndonos la mente a mundos nuevos, ampliando horizontes, sacudiendo neuronas con debates y testimonios.

Este año, la fuerza imparable de la palabra sacudió con la fuerza de un tsunami a los miles de asistentes que acudimos. Encuentro arrollador de científicos, neurocirujanos, novelistas de primer orden, analistas políticos, poetas, periodistas.

Escritores ingleses, franceses, alemanes, españoles, norteamericanos, chilenos, colombianos, libaneses, iraníes, argentinos... todos formando y dándole cuerpo a esta tromba enriquecedora que inundó Cartagena. Asistentes de todas las ciudades, jóvenes, viejos, estudiantes, catedráticos, médicos, empresarios, ejecutivos, docentes, arrastrados por la potencia de este remolino de palabras. Cuatro días intensos. Escuchando. Preguntando. Comprando libros. Compartiendo. Caminando desde la mañana hasta la noche esas callecitas centenarias bajo el sol abrazador del mediodía, el viento refrescante del atardecer y la limpidez de las noches estrelladas.

Este año, repito, el Hay llegó a un clímax jamás alcanzado. En calidad, selección de los participantes y asistencia. No creo que ninguno de los que vinimos saliera indemne de este sacudón literario.

James Rhodes, salvado de los abusos sexuales de su profesor, salvado del infierno por la música. Henry Marsh, el famoso neurocirujano inglés que decidió compartir en su libro No hagas daño sus experiencias, triunfos, frustraciones en esa profesión que entra en la profundidad y el misterio del cerebro humano. Patricia Lara y Yolanda Reyes hablando de sus novelas y todas las contradicciones que conlleva la relación entre madres e hijos, sean paridos, adoptados o inseminados. Hisham Matar, el libanés que presenció cómo se llevaban a su padre, opositor de Gadafi, y jamás lo encontró. Suzanne O’Sullivan, neuróloga que afirma que la mayoría de las enfermedades están en nuestra psiquis. Andrea Wulf deleitándonos con la historia de Humboldt. Maylis de Kerangal y sus brillantes novelas sobre los náufragos del Mediterráneo o los que donan sus órganos. Misha Glenny y sus aterradoras investigaciones sobre el crimen organizado y globalizado. Philippe Sands y la atroz realidad de los genocidios. Boris Cyrulnik y su historia de resiliencia para poder sobrevivir a su infancia atroz. En fin.

Gracias. Gracias. Gracias a todos los organizadores y patrocinadores que hicieron posible este tsunami de letras. ¡Un verdadero banquete espiritual!

Posdata. Para cerrar con broche de oro, comer en el restaurante El Interno, en la cárcel de mujeres de San Diego. Conocer sus historias y ver en sus rostros la luz de la esperanza. Gracias, Johanna Bahamón, por haber hecho posible este proyecto y lograr hacer de él uno de los mejores restaurantes de Cartagena.

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